CAPÍTULO 9

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Demonios, ¿acaso esa pequeña se había dado cuenta lo que despierta en mí? O porque me provocaba de aquella manera

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Demonios, ¿acaso esa pequeña se había dado cuenta lo que despierta en mí? O porque me provocaba de aquella manera. La verdad es que desde aquella cena no había podido dejar de pensar en ella, quería acercarme a ella, pero no sabía de qué manera. De una cosa sí estaba seguro, y era que ambos sentíamos un deseo inexplicable.

—¡Dios mío! Te ves radiante —exclamó Lola.

—Gracias, Lola —dije con las mejillas algo sonrojadas, pero no era por el comentario de Lola, sino por la manera en que el señor Taylor me devoraba con la mirada.

—Bueno, Lola ya hablé contigo. Así que ya te puedes retirar —exclamó el señor Taylor apartando la vista de mí.

—Sí, papá, prometo no embriagarme tanto. Adiós —dijo Lola depositando un beso en la mejilla del señor Taylor y abriendo la puerta.

—Compermiso, señor Taylor —exclamé. Procedía a retirarme cuando me detuvo.

—Espera —hizo una pausa —. Por favor, te encargo a Lola, a veces no mide las consecuencias de ingerir tanto alcohol.

—Claro, no se preocupe.

—Y una cosa más —mencionó acercándose a mí y posando sus finos labios a un costado de mi oído izquierdo —. Mi próximo pecado llevará tu nombre —finalizó en un susurro, alejándose lentamente de mí y abandonando el lugar.

No podía controlar mi respiración, estaba demasiado agitada por aquel acto del señor Taylor y peor aún con aquella frase que me dijo. No podía creerlo, él me deseaba tanto como yo a él. No podía creer lo que acababa de pasar, estaba en estado de shock, esto ya era demasiado. Cerré mis ojos por un momento recordando lo que acababa de suceder hace unos instantes.

El señor Taylor era algo prohibido para mí, y eso es lo que lo hace más tentador. Mi trance se vio interrumpido por Lola, que me gritaba desde el coche. Por suerte ella no había visto nada, se había marchado por su auto.

Habíamos llegado al lugar dónde se llevaría a cabo la fiesta, y desde unas cuadras antes se podía oír la música, esto me recordaba a las fiestas que había ido a la preparatoria, le había prometido a mi padre no ir a ninguna, pero es que es imposible.

Nos adentramos en aquella enorme y elegante casa que estaba decorada con luces de neón y llena de universitarios, no sólo de primer grado sino de todos los grados y es que era de esperarse, pues Jack es un chico popular en la escuela. Al momento de pisar la casa, Jack nos divisó a Lola y a mí y se acercó a nosotras.

—Señoritas, sean bienvenidas —exclamó —. Pero vaya sensualidad que derrochan —mencionó observándonos de pies a cabeza.

—Muchas felicidades, Jack, y gracias —dije —. Toma, tu obsequio —. dije entregándole una pequeña caja de color plata que contenía un lindo reloj.

—Gracias, no te hubieras molestado.

—Guapo, muchas felicidades —comentó Lola entregándole una pequeña bolsa.

Young and beautiful •|Roger Taylor y ______|•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora