CAPÍTULO 39

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Tengo mis ojos en ti, porque eres todo lo que veo

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Tengo mis ojos en ti, porque eres todo lo que veo. Quiero por y para siempre tu amor ardiente y cada una de las infinitas emociones que te hago sentir, si de una cosa estoy segura, es que jamás podré superarte por que dejaste tu marca en mí.

No sé qué fue qué es lo que hice, pero podría jurar que este momento es cosa de Dios, cuando te miro solo puedo agradecerle lo que sucedió para poderte merecer. No sé qué es lo que hice en otro tiempo para ahora encontrarme en este instante junto a ti, tal vez fui el agua que bebiste en el desierto para que hoy seas quien me vino a revivir.

Dime algo que necesito saber y luego déjame sin aliento. Hoy dime que me amas, a mí nada más, mi corazón dice a gritos todo lo que necesito para ser feliz, y ese eres tú. Tú eres la luz, tú eres la noche, tú eres el color de mi sangre, tú eres la cura, tú eres el dolor, tú eres lo único que quiero acariciar. Nunca pensé que podría significar tanto.

Tú eres el miedo, pero no me importa, porque nunca me he sentido tan bien al lado de una persona. Sígueme hacia la oscuridad, déjame llevarte de la mano y ver como al final de todo esto hay demasiados destellos brillando junto a nosotros, al fin verás el mundo al que diste vida.

La frescura de la mañana combinada con la brisa fresca del mar me hacía relajar como nunca antes lo había sentido. Abrí lentamente mis ojos al sentir uno de los mejores placeres que pueda existir, los suaves labios de Roger recorrían mi espalda desnuda una y otra vez, proporcionaba suaves caricias al mismo tiempo. Solté un pequeño suspiro combinado con un gemido.

—Bonjour, ma chère... —murmuró cerca de mi oído derecho.

Depositó un último beso en mi hombro derecho, finalmente se recostó a mi lado dejando contemplar su desnudo pecho. Me volteé para quedar boca arriba y me puse encima de él. Nos miramos a los ojos transmitiéndonos miles de emociones y pensamientos.

Hay personas con las que conectas, a las que miras a los ojos y sabías que tenía que suceder, que debías conocerlo, que debía ocurrir. Te amaría de cualquier forma, en cualquier mundo, con cualquier pasado. 

Las manos de Roger acariciaban mi espalda baja de una manera tan delicada que hacía estremecerme, subió una de sus manos y comenzó a acariciar mi labio inferior con su pulgar. Lentamente cerré los ojos y dejé embriagarme por esas vehementes caricias que encienden todo mi ser.

Me incliné lentamente hasta que nuestros labios comenzaron a rozar.

—Te amo, ma chère... —susurró en mis labios. Me limité a sonreír.

—Y yo a usted, señor Taylor —respondí.

Las caricias y nuestros cuerpos desnudos no tardaron arder en las llamas del amor y deseo infernal que tenemos. Su cuerpo es el infierno en el que no me importaría arder hasta quedar hecha cenizas. Me gustas porque no eres sólo atracción física, eres atracción mental y sentimental, en otras palabras, enciendes mi cuerpo, revolucionas mis neuronas y aceleras mi corazón de una manera anormal.

Young and beautiful •|Roger Taylor y ______|•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora