CAPÍTULO 6

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A la mañana siguiente, Lola me sugirió ir de nuevo a su casa para terminar el trabajo, pero sinceramente no quería ir para no encontrarme nuevamente con la mirada tan excéntrica de su padre

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A la mañana siguiente, Lola me sugirió ir de nuevo a su casa para terminar el trabajo, pero sinceramente no quería ir para no encontrarme nuevamente con la mirada tan excéntrica de su padre.

Le puse de pretexto que tenía una cita con un vendedor para mi departamento, y por lo tanto, no podría ir a su casa y así cada quien lo haría por separado y al final juntar los resultados. No le quedó más remedio que aceptar, y yo en verdad tendría que buscar algún vendedor de departamentos para mudarme inmediatamente.

Comenzaba a atardecer, desde mi ventana podía apreciar como el cielo tenía unos hermosos matices en tonalidades anaranjadas y lo acompañaban unas ligeras nubes color blanco, por mi ventana entraba una refrescante brisa haciendo que las hojas y ramas de los árboles que rodeaban el edificio se movieran.

Llevaba gran parte de la tarde acá, no había tenido tiempo de probar alimento y mi estómago rugía de hambre. Opté por salir a cenar a un restaurante pequeño cerca del edificio, y sirve que despegaba mis pensamientos un momento. Gracias a Dios por lo ocupada que estuve no tuve tiempo de pensar en el señor Taylor.

Estaba a punto de entrar a aquel restaurante, cuando una mano lo suficientemente masculina chocó con la mía en el tubo metálico de la puerta para poder abrir, inmediatamente volteé a ver de quién era aquella mano que, al momento de chocar con la mía sentí una especie de electricidad fue algo así como una descarga eléctrica.

Al momento de voltear pude encontrarme con lo que había estado evitando todo el día, apareció de nuevo aquel elegante, distinguido y varonil hombre, dueño de aquellos topacios azules que tenía como ojos.

Esta vez lo tenía más cerca y nuestras manos habían chocado, tan cerca lo tenía, que mis fosas nasales se invadieron de su aroma. Un aroma único que solamente el señor Taylor podía poseer, era una fragancia entre herbal y oriental, era una indiscutible mezcla de olores , especialmente se centraba en hierbas aromáticas como la lavanda, albahaca, comino, lavanda y a la vez un toque de musgo de roble. Un aroma sin lugar a dudas masculino.

Nuestras miradas se cruzaron como la primera vez, ninguno de los dos articuló alguna palabra, era como si nuestras miradas hablaran por sí mismas. Pero el momento se vio interrumpido cuando el señor Taylor desvió su mirada hacia nuestras manos, inmediatamente aparté mi mano de la suya, el señor Taylor decidió abrir la puerta e hizo una reverencia cediéndome el paso y la entrada a mi primero.

Es que acaso todo en este hombre era perfecto, era un vil caballero.

Pasé justo delante del señor Taylor y observé con el rabillo del ojo que nuevamente su mirada se había posado sobre mí. Una vez dentro del restaurante me di la vuelta para agradecerle el lindo gesto que había hecho.

-Gracias, señor Taylor y buenas tardes -me despedí de una vez.

-Buenas tardes, no hay de qué -sonrió.

Young and beautiful •|Roger Taylor y ______|•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora