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Aunque duela, llega el momento donde se debe dejar que todo siga su camino, donde es mejor no forzar nada. Donde se tiene que entender que, aunque con tanta fuerza se desee, hay cosas que sencillamente jamás serán. Quizás ya es momento de aceptar que ya no somos y que ya no seremos, al menos no en esta vida y en este mundo.
Siempre quiero que tengas en cuenta que te querré hasta el final de los tiempos, no importa si pasa si pasa un millón de años, sólo quiero que prometas que recordarás que eres mío, todas las lágrimas derramadas por ti, significan que ninguna otra mujer te pudo haber amado de la forma en que yo lo hice.
Pero, pase lo que pase, de ahora en adelante sólo tendré en cuenta dos opciones; que todos los momentos vividos contigo sean un recuerdo o que todo esto sea sólo una lección que me costará años poder superar. Quiero que siempre tengas en claro que formarás cada parte de mí, de mi ser. Fuiste el primer hombre que trajo color a mi vida, fuiste mi primer beso, mi primer amor, la primera persona con la cual experimenté muchos sentimientos que jamás imaginé que un ser humano pudiera llegar a sentir.
La gente dice que no deberíamos estar juntos, que yo soy muy joven para tener una relación sentimental con un hombre de tu edad, que todavía soy muy joven para saber qué es la eternidad a tu lado, pero yo les digo que no saben de lo que están hablando, porque el amor que nos tenemos es más fuerte que todo lo que diga la gente, ellos no saben de las cosas que hacemos, no saben de las veces que nos decimos "te amo", y no me refiero a las palabras que en cualquier momento se las puede llevar el viento, me refiero a cuando me pierdo entre la profundidad del océano en tu mirada.
Si tan sólo ellos entendieran la manera en que me ves, no pensarían de esa forma. Hoy nos toca decir adiós, no creo que la vida nos vuelva a juntar nunca más, al fin llegó el día en que nos toca separarnos y tan sólo deseo que me guardes en tu corazón, porque sólo ahí es el único lugar del que nada ni nadie podrá sacarme. Es momento de ver la realidad de las cosas y volver a la tierra.
Mis entrañas se contrajeron al momento de ver a Lola y a mi padre en la puerta de la habitación, ambos nos veían atónitos desde la puerta el marco de la puerta, cerré los ojos fuertemente y mis lágrimas cayeron, no sé como, pero todo sucedió muy rápido, en un abrir y cerrar de ojos mi padre y Roger estaban agarrándose a golpes, mi padre tenía muy bien sujetado a Roger, el pánico y la desesperación poseyeron cada parte de mi cuerpo.
En ese momento no piensas las cosas pues la adrenalina que corre por tus venas te ciega y haces lo primero que se te venga a la mente sin medir las consecuencias, rápidamente como pude, logré alcanzar una bata de seda que estaba colgada en el perchero de la habitación, al momento de ponérmela esta desprendió un aroma peculiar, ahí supe que era de Roger.
—¡Papá, suéltalo ya! —exigí con mucha autoridad. Tomé por la espalda a mi padre para que dejara de hacerle daño a Roger.
—¡TÚ CALLÁTE! —gritó con rabia—. ¡ERES UNA CUALQUIERA! —volvió a resonar la rabia que desprendía en su tono de voz. Se giró rápidamente y en un movimiento ágil sentí como mi mejilla izquierda era compactada con una de sus manos.
