CAPÍTULO 13

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—Papá, ¿no has visto a _____? —preguntó Lola

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—Papá, ¿no has visto a _____? —preguntó Lola. El señor Taylor seguía frotando mi feminidad cada vez más fuerte y yo en cualquier momento gritaría de placer.

—La vi cuando llegué, al parecer iba hacia la sala de cine.

—Bueno, iré a ver.

Escuchamos como los pasos de Lola se iban alejando. 

El señor Taylor no tenía piedad y compasión por mí,  cada vez sus movimientos eran más intensos sobre mi feminidad, estaba a punto de correrme y mis jadeos se habían hecho presentes. Sólo cerré los ojos, dejándome llevar por aquella sensación tan única que en mi vida había sentido.

Estaba a punto de llegar al orgasmo, ya no aguantaba más. El placer que se apoderaba de mí era incontrolable. Estaba apunto de gritar cuando el señor Taylor selló mis labios con los suyos para evitar que lo hiciera. Sacó su mano debajo de mí y vi como su mano estaba bañada de mis fluidos.

Mi respiración estaba agitada y aún seguía encima del señor Taylor. Podía sentir el calor sobre mis mejillas, apuesto a que estaban sonrojadas por tremendo placer que acababa de pasar.

—Es hora de irme —expresé con dificultad—. Lola está buscándome. 

—Antes de que te marches, mi amigo te recibirá mañana por la tarde. 

—Gracias, señor Taylor —respondí sensualmente.

—Roger, de ahora en adelante cuando estemos nosotros dos solos me llamarás Roger.

Antes de levantarme de sus cómodas piernas, me acerqué a ese perfecto rostro a depositar un candente beso sobre sus labios.

—Hasta pronto, Roger  —expresé sensualmente, levantándome y acomodando mi vestido. Al darme la vuelta, sentí un fuerte pero excitante azote sobre mi glúteo derecho. Volteé a ver a aquel hombre y vi como una sonrisa traviesa esbozaba sobre su rostro.

Sin decir más, salí corriendo del despacho del señor Taylor.

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Me encontraba casi en el centro de Londres a punto de verme con el empresario John Deacon, dueño de bienes raíces. El señor Taylor había conseguido que me atendiera. Cuando llegó procedimos a entrar a aquel enorme y presentable edificio.

Me mostró algunos departamentos para solteros que tenía, hasta que uno me convenció e, inmediatamente hicimos los trámites necesarios para mudarme aquí cuánto antes. El departamento contaba con muebles, así que sólo tendría empacar mi ropa y otras cosas.

El señor John y yo estábamos bajando por el elevador del edificio cuando nos topamos con aquel hombre que me había hecho llegar mi primer orgasmo.

—Que agradable sorpresa verte por acá —dijo John.

—Vine a ver que todo estuviera bien, ya que te recomendé —mencionó el oji azul.

Young and beautiful •|Roger Taylor y ______|•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora