Las semillas de loto no son siempre dulces

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A estas alturas, creo que puedo considerar que me he vuelto completamente loco. Han sido dos semanas en las que Jiang Cheng apenas ha contestado a mis mensajes. Si, la época de exámenes no ayuda. Ambos tenemos demasiadas cosas de las que ocuparnos. Lo sé, pero eso no deja de hacer que quiera pasar un rato con él. Solo quiero una larga charla mientras tomamos algo o damos un paseo por el parque, no es tanto. Sólo... quiero verle. Wei WuXian me ha mandado algunas fotos tomadas a escondidas de Jiang Cheng dejándose los codos en la mesa y las cejas dentro de los apuntes. Realmente ha estado esforzándose. No faltan muchos días para que termine el curso y todavía les quedan de superar los exámenes de acceso a la universidad.

Tío ha llamado una o dos veces para asegurarse de que todo estaba bien por mi lado. Le he tranquilizado confirmándole que me dedico a estudiar y me aseguro de alimentarme adecuadamente cada día. No he pasado por su casa desde hace días, tendré que hacerle una visita después del último examen. En la última llamada juraría que estaba el altavoz puesto, se oía algo de eco. Tal vez padre estuviese escuchando. En todo caso no mencionó una palabra. Tarde o temprano tendremos que resolver esto... La pregunta es cuando sacará tiempo para ello.


Durante su última semana de clases, cuando los exámenes ya han terminado y son optativas, sólo de repaso para los que preparan el examen de acceso a la universidad, me llevan varias fotos de Wei WuXian. Bastante desconcertantes hasta que se molesta en explicarlas. Porque no, no me esperaba una foto de Jiang Cheng con falda. Una de cuadros bien corta, con varias cadenas colgando. Y no es una foto, es al menos una docena a lo largo de todo el día. Y no era el único. Casi me atraganto con el té cuando envió una de WangJi y suya. WuXian sólo me mando las fotos y unos cuantos stickers y dejó a WangJi la explicación.

En el escueto resumen de WangJi, alguien había intimidado a Mo XuanYu por llevar una media falda sobre el pantalón y el resto había tomado cartas en el asunto. Así que los ochos aparecieron con faldas durante los siguientes tres días. Por supuesto, ocasionó toda una revolución entre alumnos y profesores. Tuvieron una ardua discusión de identidad de género durante los siguientes días debido a los castigos, que realmente según el código escolar, no podían aplicarles. WangJi era el mejor para refutarlos. Nadie, salvo tío, se conoce mejor el reglamento escolar. Si WangJi dice que no va contra las reglas, es así. Es más, conociéndolo, no hubiese participado en algo como eso si infringiese una sola regla.

Así que, desde el centro de una polémica, acabé por recibir más de cuarenta fotos y una docena de videos de todos ellos juntos. Wei WuXian me las cobrará tarde o temprano, pero eso no evita que las disfrute. El video en el que le dicen a Jiang Cheng que se siente como una señorita, es simplemente demasiado. Y no sólo por el primer plano del límite de su falda con sus piernas abiertas, sino por la cara de Jiang Cheng cuando se da cuenta de lo que Wei WuXian está haciendo y como le trata de quitar el móvil. Gracias a la rapidez de reflejos de Wei WuXian para enviarme el video antes de que Jiang Cheng lo borrase.


Pasa otra semana más. No pude aguantarlo y acabé por llamarlo. Hablamos un par de veces, siempre muy poco tiempo. Conseguir una llamada de diez minutos con Jiang Cheng es un logro. Para él pudo ser un fastidio, pero yo realmente necesitaba escuchar sus chasquidos de lengua y sus bufidos. Por algún motivo, los encuentro relajantes. A-Yao se está divirtiendo bastante con mi desesperación. No para de decir que tengo el corazón de una doncella. MingJue afirma que los exámenes han terminado con las pocas neuronas decentes que me quedaban. ¿Qué tan mal estoy?

Por supuesto, lo que pasó aquel día entre Jiang Cheng y yo, ha quedado entre nosotros. Y ese recuerdo me está torturando. Cuando se despertó, nos duchamos juntos, se vistió y se fue. No he vuelto a verlo desde entonces. Y no sólo los besos que compartimos me vuelven loco. Jiang Cheng aun tuvo el descaro de susurrar a mi oído que me alejase de Yanli si no quería sufrir las consecuencias. En serio, ese chico... ¿De verdad sigue pensando que me interesa Yanli? ¿Debí haberlo empujado una y otra vez contra el sofá hasta que lo entendiese?

Distensión de un loto imperecederoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora