Sinceramente, debería haber una palabra para describirlos. Imagino que en algún idioma existirá, que yo sepa, en castellano no, y es necesaria...
Despertar se siente extraño. Probablemente porque haya sido una noche muy rara. No todos los días A-Cheng se mete en mi cama en mitad de la noche y me pide algo como eso. Si no fuese porque estaba borracho, habría ido hasta el final. Menos mal que se le ocurrió pedirlo explícitamente o no habría notado como arrastraba las palabras hasta casi balbucear. Estaba muy borracho. Quiero a A-Cheng y lo deseo, pero no de ese modo. Quiero estar completamente seguro de que no se arrepentirá a la mañana siguiente o que no recuerde trozos sueltos de la noche anterior.
Y me asustó un poquito. Dijo que no había mezclado las pastillas con el alcohol, pero tenía fiebre y parecía demasiado ansioso. Hubiera preferido que se quedase a dormir en mi cama. ¿A quién tratas de engañar Lan XiChen? Te gustaría que durmiese en tu cama todos los días. Besarlo hasta que se quedase dormido usando tu brazo como almohada. Pero en vez de eso huyó, se encerró en su cuarto y lloró hasta quedarse dormido. No tengo ni idea de que pasó, lo que sea que hizo click en su cabeza en ese instante. Normalmente trato de no presionarle demasiado y que sea él quien me cuente lo que quiera. Pero creo que hoy debemos hablar de esto.
Me levanto de la cama en cuanto oigo el despertador. Es hora de empezar el día. Y va a ser un día muy largo. No sólo por el horario en sí. Realmente necesito hablar con A-Cheng de esto. Se supone que deberíamos celebrar que le han quitado el yeso. Anoche iba a salir con los muchachos y sabía que no nos veríamos. O bueno, pensé que no nos veríamos, así que la celebración quedaba postergada hasta esta tarde. No me queda mucho tiempo antes de ir a trabajar al restaurante, pero lo suficiente como para aclarar las cosas con él.
Salir a correr a primera hora es siempre mejor que a cualquier otra hora. Mi cuerpo se despierta por completo y gasto las energías que anoche quedaron frustradas. El movimiento me ayuda a pensar en cómo encarar con A-Cheng todo esto sin que se sienta mal. Debe de estar bastante avergonzado por haberse metido así en mi cama y probablemente se sienta intimidado si descubre que realmente quería ir hasta el final. Si, es mejor encararlo sin presiones, se sentirá con más ganas de hablar de ese modo. Nada de ofrecerle leche caliente. Por algún motivo, eso no ayudará, té o cacao. Mhn el cacao parece gustarle y calmarle más...
Cuando vuelvo a casa A-Cheng sigue durmiendo. Nada fuera de lo habitual. La ducha siempre sienta mejor después de algo de ejercicio. Excepto cuando te duchas con un gatito juguetón. Lo que nos lleva al problema de que, si le han quitado el yeso, ya no tengo excusa para ducharme con él. ¿La excusa de ahorrar agua será válida? No, me ha dicho varias veces que nos pegamos demasiado rato debajo de la ducha y que gastamos más agua que separados. ¿Y si cerramos el grifo mientras jugamos? Tendré que plantear esto correctamente...
En la última semana, desde que a A-Cheng le quitaron el yeso completo y se lo dejaron por la rodilla, no me ha dejado ducharme con él. Eso sí, puedo disfrutar del pequeño desfile resultante de salir del baño solo con la toalla encima, o a veces, en ropa interior. A-Cheng siempre sale medio desnudo, deja que el vapor del baño se disipe, se viste en su habitación y vuelve vestido para peinarse. Muchas veces, tarareando algo entre dientes. Observarlo es realmente entretenido y un poco... inspirador.
Cuando salgo del baño para preparar el desayuno, A-Cheng está en la cocina. Lo oigo pelearse con la cafetera. De seguro tiene resaca. Cuando entro A-Cheng está cociendo un cazo. ¿Congee para desayunar? Realmente tiene resaca. Lo abrazo por la espalda, le susurro un saludo al oído y beso su cuello despacio. A-Cheng ni se inmuta y llena el cazo de agua. Continuo los besos por su cuello hasta llegar a ese huequecito tan bonito tras su oreja. Entonces A-Cheng deja el cazo de golpe contra la encimera.
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Distensión de un loto imperecedero
FanfictionSegunda parte de "Apostar para perder" Lan XiChen no entiende que demonios le pasa a su cuñadito (diga lo que diga él, ya es oficial). Primero le reta a un carrera, arriesga su integridad para ganarle, y cuando lo consigue sale huyendo. Jiang Chen...