...te acabas quemando el trasero

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Lunes de cena en casa de los Nie. En apariencia nada fuera de lo habitual, si no fuera porque XiChen sigue nervioso. No ha vuelto a ver a MingJue desde el día que iba a pasar algo, y al final, no paso absolutamente nada, y sigue medio en pánico por ello. Aprieta mi mano con fuerza cuando nos abren la puerta. MingJue nos saluda como siempre, con una sonrisa y un abrazo de oso, de los que te hacen crujir las costillas, a cada uno y nos invita a pasar. XiChen sigue más tieso que una tabla aun después del saludo. Creo que será mejor que hablemos con MingJue de esto abiertamente, antes de que XiChen acabe en un ataque de pánico.

XuanYu en seguida aparece, corriendo y parloteando sobre el outfit que está estrenando, como tratamiento especial hacia nuestras personas, y nos abraza a los dos de golpe. Le sienta bien, y eso que solo está estrenando una falda realmente, pero la forma en la que no deja de alardear de ella y el rato que está tardando HuaiSang en decir nada... Ya sabemos quién se la ha regalado. Gracias XuanYu, acabas de darme el pie para empezar a meterme con HuaiSang para toda la noche. HuaiSang casi aparece como si estuviese forzado a ello. Algo ha hecho, que MingJue lo ha castigado a fregar los platos toda la semana y odia tenernos a todos como invitados esta noche. Entre otras cosas, porque toca cena con sopa, verdura y carne por separado y van a ser muchos platos para fregar.

No me da tiempo de preguntar porque ha sido castigado esta vez, cuando XuanYu nos arrastra a la cocina. Al parecer, MingJue quiere hablar con nosotros. XiChen vuelve a tensarse, y esta vez, el apretón en la mano que me da, casi me rompe la mano. Espero que MingJue haya preparado té, porque lo va a necesitar... ¿Qué le pasa? Debería haberle quedado claro que por MingJue las cosas están bien. Nos ha recibido como siempre... Y en la cocina sólo estamos los tres. Vale, tal vez algo si pasa, porque XuanYu se queda en la puerta, probablemente a escuchar a escondidas. MingJue pone a calentar la tetera y se sienta con nosotros.

- A ver por donde empiezo...

- ¿Esto tiene que ver con el polvo que no llegasteis a echar? – pregunto directamente, porque ya me huelo por dónde va el asunto, y quiero acabar antes de la cena.

- Estás al tanto.

- Por supuesto. No es como que XiChen y yo no hablemos. – cruzo los brazos - ¿Y bien? ¿Quieres volver a intentarlo?

- No te diría que no, pero XiChen ya dejó su posición clara al respecto. – XiChen baja la cabeza y se crispa – Y no puedo decir que no lo entienda. No te guardo ningún tipo de rencor por ello XiChen. Más bien, tal vez debería disculparme contigo por forzarte a ello.

- ¿Forzarlo? – Ahora sí que voy a partirles las piernas a los dos. - ¿Cómo que forzarlo? – doy un puñetazo en la mesa - ¿¡Por qué no dijiste nada de esto!?

- ¡Calma! ¡No es como piensas! – XiChen pone su mano sobre la mía – Yo tomé esa decisión porque quise.

- Pero te empujamos a ello, y no estuvo bien. – MingJue se pasa la mano por el pelo – y debí darme cuenta desde el primer momento de que te estábamos arrinconando. Por eso, lo siento. No quiero que nuestra amistad se rompa por algo como esto.

- Explícate desde el principio MingJue. Y piensa bien lo que vas a decir, porque puede que te parta las piernas después de esto... - Sólo porque esconder tu cadáver es difícil con lo grande que eres.

- Está bien. El otro día cuando viniste a comer con nosotros, Meng Yao sugirió que tal vez, si había algo que hiciera que dudaras un poco de tu posición, tal vez serías algo más cariñoso con XiChen. – ¡Sabía que el puto enano estaba detrás de toda está mierda! – Y como no parecía tan mala idea, decidimos que podríamos jugar con ello a ver cómo reaccionabas. Pero joder, no esperábamos que tu reacción fuese completamente nula.

Distensión de un loto imperecederoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora