Nos despertamos con Panqueque lloriqueando. Alguien necesita salir a pasear. Y lo peor es que se está jodidamente bien en la cama, con los brazos de A-Huan rodeándome. Lo oigo gemir una queja. Parece que él tampoco quiere levantarse. ¿Nos quedan empapadores? Si, no es tanto problema entonces... Noto como los brazos de A-Huan se alejan con una caricia y un beso en mi cabeza. Le gruño, y me arropa con las sábanas. Como si las sábanas pudiesen suplirle. Idiota. Estamos en verano ¿Quién necesita que le arropen? Sólo me estoy acomodando, no acabo de sentir un escalofrío por toda la espalda...
Me despierto con A-Huan susurrando mi nombre en mi oído, entre besos suaves y caricias en el pecho y la cadera. El sol entra por la ventana, bastante brillante. ¿Qué hora es? Me giro para seguir recibiendo besos cortos y cálidos. Atrapo sus labios para iniciar un beso más profundo y abrazarlo. Si puedo atraerlo a la cama de nuevo y alargar las caricias, estaría bien. Si consigo empezar la mañana con un buen polvazo, todavía mejor. Y no debo ser el único con ganas, porque XiChen no se resiste absolutamente nada. De hecho, no me cuesta mucho hacerle volver a la cama. Todavía menos desnudarle y enganchar mis piernas a su cintura.
Y aunque A-Huan se queja, cuando empiezo a frotar su polla con la mía, deja de hacerlo. Y no hace falta mucho para hacer que su erección se convierta en un auténtico ariete. Sus jadeos ahogados en mi boca, entre besos profundos, pronto vienen seguidos del empuje de sus caderas. Y la fricción de sus movimientos hace que solo quiera apretarle con más fuerza. En seguida entierra su cara en mi cuello y empieza a besarme y morderme con ferocidad, justo cómo quiero que lo haga. Y todo sería jodidamente perfecto, si Panqueque no decidiese que es el momento más adecuado para lamerme la cara.
Lo aparto con cuidado, mientras hago salir a A-Huan para volver a enredar nuestras lenguas. Pero Panqueque sigue con ganas de mimos, y lloriquea mientras mete el hocico. Y por un momento no tengo muy claro si lo que está en mi boca es la lengua de mi novio o la de la bola de pelo que tengo por perro... Vuelvo a apartarlo, pero Panqueque sigue empeñado en lloriquear. Intento esconderme en el cuello de A-Huan, pero no sirve de mucho, Panqueque sigue olisqueando mi cabeza y lloriqueando. ¿En serio el perro va a joderme el polvo mañanero?
Alejo la mano que estaba en el culo de A-Huan para acariciar al llorón y tratar de calmarlo. No tarda en frotarse contra mi mano, lloriqueando con una cierta alegría en sus gruñidos porque por fin le hago caso. Inmediatamente, el que lloriquea en mi oído es A-Huan. Eso sí que no, ¡no te metas en competición con el perro ahora! Aprieto su pene con un poco más de fuerza de la necesaria. Su gemido está más cerca del placer que del dolor. Su vena masoquista a veces me sorprende...
Panqueque tiene ganas de jugar y sigue gimoteando, mientras corre de arriba a abajo de la cama para llamar nuestra atención. Lo siento por él, pero tanto el caballo empalagoso como yo estamos a punto de terminar. En seguida se encarga de iniciar una nueva batalla de lenguas, mientras los movimientos de su cadera se hacen algo más bruscos y veloces. Cuando termina, gime todavía en mi boca. Su semen se convierte en parte del lubricante que ayuda a mi mano a moverse mejor. No dejo que interrumpa el beso. Estoy demasiado cerca.
Tan pronto como me corro, Panqueque salta sobre la espalda de A-Huan y empieza a gruñirle. Y él todavía quería que durmiese con nosotros... Ya verás como ya no opina lo mismo. Lo empujo desde su espalda a la cama y lo acaricio para hacerle saber que estoy bien. Me paso los ecos del orgasmo acariciando a Panqueque y siendo besado por A-Huan, que no para de picotear mi cara y acariciar mi pelo. Cuando mi cerebro vuelve a estar operativo, le devuelvo el beso y suelto a Panqueque para acariciarlo a él. No podemos darnos el lujo de recrearnos en las caricias porque YanLi aparece en la puerta.
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Distensión de un loto imperecedero
FanfictionSegunda parte de "Apostar para perder" Lan XiChen no entiende que demonios le pasa a su cuñadito (diga lo que diga él, ya es oficial). Primero le reta a un carrera, arriesga su integridad para ganarle, y cuando lo consigue sale huyendo. Jiang Chen...