Los lotos no florecen hasta el final de la primavera

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Y hemos llegado a abril antes de darnos cuenta. A A-Cheng le confirmaron que no podría hacer el traslado de expediente hasta septiembre. Y como sus notas resultaron ser bastante buenas, a pesar del cambio de expediente, le mantienen la beca. Se le reduce al treinta por cierto, pero podrá recuperarla al completo si le va bien en la nueva carrera. Por lo que se ha centrado en trabajar y en cuidar un poquito más de su propia salud mental. Y eso está bien. Su ansiedad se ha reducido bastante y también sus bajones emocionales son algo menos bruscos. También ha dejado de responder siempre "estoy bien" cuando le preguntas cómo se encuentra.

El tiempo que podemos estar juntos después de comer lo usamos para hablar y acariciarnos. Los días que está bien solamente nos sentamos uno junto al otro, nos cogemos de las manos y hablamos de cualquier cosa. Cuando uno de los dos tiene un mal día, simplemente nos acurrucamos y buscamos mimos hasta que lo contamos todo. Al principio A-Cheng era algo reacio, y costaba hacer que dijese que era lo que le rondaba por esa cabecita tan imprevisible. Con el tiempo, ha aprendido a buscar un hueco en mi cuello y hablar de lo que sea que le carcome. A veces son tonterías que simplemente necesita expulsar de su sistema. Pequeñas inseguridades que quedan resueltas después de unas cuantas sesiones de mimos.

Cuando se trata de algo más serio, puede tardar días en hablar o busca eliminar sus problemas temporalmente con sexo. Y le sirve, hasta que es de noche y no le dejo escapar de la cama. Acorralarlo entre besos y caricias parece ser la única forma de hacer que baje las defensas lo suficiente como para colarme dentro. Algunas veces son cosas que ya ha planteado en la terapia, y en las que ya está trabajando, poco a poco. Otras son miedos tan profundos que ni siquiera se ha atrevido a sacarlos. Hasta donde sé, a veces prefiere ver como reacciono antes de planteárselos a Xie Lian.

Al principio me sorprendió, que mi opinión fuese para él tan importante. Tal vez es porque algunas de sus inseguridades no le dejan expresarse como quiere, o simplemente no encuentra las palabras correctas. Pero al final acaba por encontrarlas. Poco a poco, A-Cheng quiere ser escuchado. A veces gritar es la única forma que tiene para llamar la atención sobre eso. Más de una vez he calmado uno de sus ataques de ira simplemente hablándole suavemente y acariciando sus manos. Y lo más importante, ha aprendido a disculparse cuando pierde los estribos.

El primer día que estalló con WuXian y luego lo llamó para disculparse, le hizo pasarme el teléfono para preguntarme con qué lo había drogado. No es que haya perdido su orgullo, porque en cuanto hizo la pregunta, me quito el teléfono de las manos, le colgó y estuvo sin hablarle tres días. Sigue siendo orgulloso, terco y teniendo su humor ácido de siempre. A-Cheng sigue siendo A-Cheng en toda su gloria, pero ha madurado. Ya no se toma todo como un ataque personal, escucha más que antes y reflexiona un poco para entender el punto.


Su colaboración con la protectora de animales también lo está ayudando mucho. Y no sólo porque está aprendiendo, también en el plano emocional. Cuidar de alguien más le ayuda y está ganando nuevos intereses. No sé quién le aconsejó que ayudase con los adiestramientos, pero vuelve siempre contento. Contento de ver como los animales avanzan y responden ante él. En cierto modo le hace sentirse un poco más útil y relevante y eso también ayuda con su autoestima. Sigue teniendo sus momentos de espiral mental destructiva, pero no son tantos como antes y cuando quiere romperla por sí mismo, se nota.

Su lívido ha vuelto. ¡Y vaya si ha vuelto! Más de una vez me ha arrinconado y ha hecho conmigo lo que quiere hasta saciarse. No me quejaré de ello, pero si sigue usando la camiseta de rejilla sólo con la ropa interior, algún día acabaré por romperla por accidente. Y no hace falta que él se sienta sexy para hacerlo, sabe muy bien que es lo que me gusta de su cuerpo y como potenciarlo para que no pueda contenerme. Y eso que ha estado experimentando. Más de una sorpresita me he llevado al llegar a casa y entrar en el dormitorio.

Distensión de un loto imperecederoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora