El sol calienta las nubes e ilumina los lotos

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Una de las peores cosas de ser socialmente considerado como un adulto de pleno derecho, es la obligación de tener que ir a los entierros de la familia, incluso si jamás te has cruzado con el fallecido, sólo porque lleva tú mismo apellido y formas parte de una familia de antiguas tradiciones. Y porque padre y WangJi están en un viaje de negocios y tío asegura que no debe ir sólo. Así que me despido de mi día libre para pasar haciendo ejercicio con Panqueque y mimando a A-Cheng mientras se deje.

Tío me explica de camino, mientras conduzco. Eran una pareja bastante joven, todo un desperdicio para la familia. Un conductor borracho se estrelló contra ellos al coger una curva cerrada y traspasar de un carril a otro. La única fortuna fue, que su hijo pequeño no los acompañaba durante el viaje por estar en la escuela. Recuerdo haber leído la noticia en el periódico on-line. Nunca pensé que podría sucederle a alguien de la familia. Llegamos poco antes de la ceremonia previa a la cremación. El niño está en la primera fila, de la mano de uno de sus abuelos. Es pequeño, no tendrá más de cuatro o cinco años, y su cara es muy parecida a la que tenía WangJi en aquel momento. El pobre ni siquiera entiende qué está pasando.


Cuando la ceremonia termina, la mayoría de la familia se marcha. Nosotros nos quedamos. Tío es uno de los pocos ancianos que todavía se reúne con toda la familia, y su opinión suele ser considerada en asuntos delicados. Por lo visto, el qué sucederá con el niño de ahora en más, es uno de esos asuntos. Nos reunimos en casa del abuelo paterno del niño. Es mayor, muy mayor para cuidar de un niño tan pequeño, y su salud no está precisamente en el mejor de los momentos. Y por lo visto, apenas conoce a JingYi.

Su hijo se divorció de la esposa que habían escogido para él, diez años después de casarse con ella, para irse con su amante doce años más joven, que resultó ser la madre de JingYi. No hace falta especificar que dicha unión no agradó a ninguna de las dos familias. Ambos fueron repudiados y hacía solo unos meses que él había vuelto a hablar con su padre y a presentarle a JingYi. Su esposa murió hacía unos meses, y su hijo se pasó a presentar sus respetos a su funeral, a pesar de que no fue bien recibido. El hombre había apreciado el gesto lo suficiente para darles una oportunidad y encontrarse una vez más para saber cómo estaban. Nunca espero que fuese a ser la última vez que les vería a los tres juntos.

La familia de ella se negó hasta a hacerse cargo del cuerpo, mucho menos de JingYi, de quien ni reconocían su existencia. Su hijo menor se negó por completo a acudir al entierro. Para él su hermano murió el mismo día que anunció que se casaba con aquella fulana. Así que quedaba completamente descartado para hacerse cargo del pequeño. Apenas quedamos una treintena de personas en la sala. Diez de ellas descartadas por ser demasiado mayores para hacerse cargo del niño. Tío se atusa la perilla con calma, como si estuviera pensando seriamente que decir.

La conversación pronto se desvió a los seguros de vida, el alquiler de la familia, la herencia y otros trámites varios. Al parecer JingYi es un tema que nadie quiere tratar. El niño está en una esquina, jugando con un oso de peluche sin muchas ganas. Los comentarios pronto se hacen oír, acerca de que el niño ni siquiera llora la muerte de sus padres. ¿Quién querría tener a un niño tan poco empático? Me enfurezco sólo de oírlos. ¡Por el amor de Dianxia! ¡Tiene cuatro años! Dudo siquiera que entienda porque tiene ese peluche en las manos y no sus propios juguetes. No entiende que está pasando y está en un ambiente extraño. ¿Qué demonios esperan?

Me levanto de la mesa para hablar con él. JingYi me mira asustado. Le sonrío y me siento a su lado. Me presento y le pregunto cómo se llaman él y su amigo. El señor oso debe tener algún nombre, pero JingYi no lo sabe. Le gustaría preguntarle a su mama, pero le han dicho que no puede verla, y tampoco a su papa, así que no sabe a quién preguntar. Le buscamos un nombre juntos. Tal vez su amigo quiera un nombre nuevo después de todo. El pequeño asiente y comenzamos a buscar posibilidades.

Distensión de un loto imperecederoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora