Lotos en flor

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Aviso: Mención de suicidio. Sólo mención, pero si no os encontráis cómodxs, ya sabéis que hacer al llegar al aviso.


Hablar cara a cara con su padre hizo que consiguieran empezar a arreglar las cosas de verdad. Ahora cuando llama ya no son conversaciones monosilábicas de tres minutos, tampoco es que se pasen una hora al teléfono, pero hablan más. A-Cheng le cuenta algo más de su día a día y a veces incluso sonríe al teléfono. Las cosas con su madre se han suavizado. No hay nada resuelto, ni mucho menos, pero al menos ya no son gritos y peleas continuas. Incluso volvió a Yummeng un fin de semana para verlos. Lo cual es todo un logro después de cómo acabaron para navidades.

Sus sesiones con Xie Lian han pasado a ser una vez cada dos semanas, y en general suele llegar menos afectado que antes. La sesión de mimos la seguimos manteniendo, pero ya no rompe en llanto a lo que me descuido. En su lugar tiende a atraparme para una sesión de sexo intenso y cuando se queda saciado nos acurrucamos y hablamos tranquilamente entre besos y caricias. Porque si, A-Cheng ha empezado a hablar de lo que siente mucho más activamente. Sigue reteniéndose mucho con WuXian, pero cuando es algo importante lo habla siempre con Yanli o conmigo, a veces con ambos. Y eso es un alivio.

No solo para nosotros, es también un alivio para él. Lleva semanas sin explotar. No es que no tenga sus momentos, A-Cheng es A-Cheng, pero al menos ya no es dinamita seca esperando una simple chispa. Sigue siendo un gato terco y gruñón, pero se deja acariciar más a menudo. Y he pasado de hacerle la cucharita a descubrir que él también me la hace a mi cuando yo no lo hago. Resulta que mi querido gato gruñón, cuando se enfada, se acuesta dándome la espalda, pero por las mañanas es quien está totalmente pegado a mi espalda. Pero el caballo empalagoso sigo siendo yo.

También hemos establecido que una vez al mes, nuestro jueves de peli y pizza es fuera de casa, y los domingos por la tarde buscamos un sitio donde irnos con la moto. Lo necesitamos para salir un poco de la rutina y lo necesitamos como pareja. Se ha convertido en una costumbre que uno conduzca a la ida y decida la ruta y el otro lo haga a la vuelta a casa. Con ello jugamos a tratar de sorprendernos. Así que de cuando en cuando, mi gato se deja rascar la tripita sin clavarme las uñas.

Y luego está su nuevo repertorio de canciones y tarareos varios. Ha incluido unas cuantas baladas nuevas desde que le pido que cante para mí de vez en cuando. A veces las busca a propósito. Sabe muy bien el tipo de canciones que me gustan. A veces simplemente me las susurra al oído mientras estamos tumbados en la cama o el sofá, otras cuando abrazo su espalda mientras cocina. Y muy extrañamente, lo hace cuando me abraza. Ha sido difícil convencerlo, pero he conseguido bailar con él alguna vez. La última vez se quejó de que él no bailaba así y farfullo durante un buen rato, pero si piensa que puede cantarme "mujer contra mujer" y salir indemne, está muy equivocado.

Y con su lívido de vuelta, resulta un poquito peligroso ir con según qué ropa dentro de casa. Lo cual tampoco es que influya realmente, porque la manda a volar bastante rápido. No es la primera vez que se refrota contra mi espalda, y lo que ya no es la espalda, hasta alcanzar el placer que busca. Tampoco es inusual que una erección involuntaria acabe en una mamada improvisada o en una invitación muy directa a bajarla en su interior. A estas alturas, no hay un solo lugar en la casa que no hayamos hecho algo. Ni la encimera de la cocina se libró y eso que es dura e incómoda. No hablemos de la ducha, es una trampa en toda regla. Una vez que entras, es terriblemente difícil salir antes de acabar cansado, muy limpio también, pero agotado.


Vuelvo a casa después del último examen de la temporada, A-Cheng hoy tenía la tarde libre, así que cuando vuelvo, está en casa. Por una vez no lo pillo en la cocina. Me lo encuentro en el dormitorio, tumbado sobre la cama y mirando al techo. No está dormido, así que estará dándole vueltas a algo que plantearon en la sesión de hoy. Me dejo caer a su lado, sabiendo que lo voy a sacar de sus pensamientos en mitad del bote.

Distensión de un loto imperecederoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora