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SCARLETT

Sudor.

Más y más sudor.

Gritos.

Aunque lo intente no puedo parar de gritar.

Me ahogó en mis gritos de miedo mientras siento mis fuertes patadas sobre la empapada cama.

Mama entra.

Me coge en sus brazos y me abraza fuertemente.

-Tranquila, ya pasó-dice suavemente sin soltarme haciendo ademán de consolarme.

Siento mi fuerte respiración y no paró de jadear. Mamá aprovecha para encender la lámpara que se encuentra en la mesilla de noche de al lado de mi cama y me vuelve a abrazar.

Las pesadillas otra vez, otra noche más.

Mama me suelta con cuidado y alcanza las pastillas del bote azul que se encuentra encima de mi mesilla de noche de al lado de mi cama junto a la lampara encendida; mientras tanto yo cojo la botella de agua que hay en el suelo. Abro el bote de las pastillas, lo vierto sobre mi mano y dejo que una de las pastillas deslize hasta ella. Luego la trago con ayuda del agua.

Ácido.

Mi garganta siente ese fuerte sabor al que ya esta acostumbrada.

Mama no se levanta de mi cama, y no me para de mirar con expresión cansada y triste, las ojeras y arrugas que le han salido la hacen parecer más vieja, me estresa su preocupación.

-Mama ya te puedes ir, estoy bien-miento, porque a veces es mejor mentir que darle otra noticia dolorosa para su colección.

En el fondo apreció su preocupación, pero su actitud es exageradamente sobre protectora, estoy bien, son solo pesadillas al fin y al cabo.

<<Pesadillas solo eso>>

-Bueno vale cariño,pero recuerda si necesitas algo llámame ¿okay?-me pide con su preocupada mirada de madre.

-si tranquila-volví a mentir.

Ella me abrazó, me dio un beso en la mejilla, acomodo mi almohada, apagó la luz la lámpara de la mesilla de noche y por fin, se fue.

Me quedé tumbada boca arriba, mirando al techo, como si allí en la pintura blanca con la que estaba pintado fuera a encontrar la solución a mis pesadillas y ha ese trauma que lleva ya semanas conmigo. Pesadillas que desde el accidente no me dejan tranquila y se repiten una y otra vez, somo si tuvieran un patrón y no me dejan ni dormir, ni soñar y ni siquiera vivir...

Finalmente mis cansados ojos se entre cierran y siento como la pastilla comienza a hacer efecto sobre mi cansado cuerpo.

[...]

Un halo de luz solar encima de mi cara me despierta, parpadeó dos veces para darme cuenta de donde me encuentro.

Siento  una sensación de frio ya que la ventana está totalmente abierta y la corriente fría traspasa por ella haciéndome tiritar. Bajo lentamente mis pies descalzos al suelo para poder sentir lo frio que está  y la manera que me quema lentamente los pies. Cojo mi móvil de la mesilla y miro la hora despreocupada de llegar tarde a clase; las 7, había dormido 3 horas como siempre, pero no me importa el cansancio y además empezaba el instituto a las 8 así que decidí prepararme.

Opte por una ducha ya que el sudor que aun seguía conservando sobre mi camiseta hacía que esta se siguiera pegando a mi cuerpo.

En la ducha deje que le agua fría siguiera helando hasta mis huesos mientras miraba fijamente la pared compuesta de azulejos blancos y azules; salí de la ducha a los diez minutos y rodee mi cuerpo con una toalla azul con la que me dirige hasta mi habitación de nuevo y allí termine de alisarme mi salvaje y ondulado pelo.

¿De que están hechas las estrellas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora