IV

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SCARLETT

Unos minutos más tarde de que el saliera de la habitación me volví a quedar dormida no se cuanto tiempo más sobre esa cama ajena, y aunque mi intención no era volver a despertar el tono de llamada de mi móvil me hizo abandonar aquella idea. En la pantalla se leía en grande el nombre de mi hermano, lo deje sonar, me gusta mi tono de llamada y además no quería que me inundara a preguntas sobre anoche, porque a pesar de su resaca es mi hermano mayor al fin y al cabo.

Suspire con la tercera llamada que Jace me realizaba y decidí cogérselo.

-¡¿¿Scarlett??!¡CONTESTA!-me grito muy irritado y con un tono bastante preocupado pero cubierto con un pequeño enfado.-¿DONDE COÑO ESTAS??-

-tranquilo Jace, estoy bien-respire hondo-sigo en la casa de la fiesta-

Oí un suspiro de relax en la otra línea.

-voy por ti, siento haberte dejado ayer allí-se disculpo.-iba borracho y...-

-no pasa nada, Jace-le volví a decir.-¿mama sabe lo de la fiesta?-

-No, tuviste suerte de mama llegara muy cansada del trabajo-.-Se fue a dormir rápidamente nada mas que nos fuimos hacia la fiesta, pregunto por ti cuando me oyó llegar pero la dije que estabas en tu cuarto durmiendo-

-uff-suspire profundamente.-Habría llamado enseguida a la policía-

- ya, bueno voy para allá-me comento y colgó.

[...]

La brisa de los arboles me refresco el sudor de la cara obtenido por la gran resaca que cogí ayer, acabábamos de hacer partidos de vóley en clase de educación física y mis pulmones se encontraban demasiado cansados como para seguir manteniendo mi respiración, me tire a la hierba de debajo de mi roble favorito y vi como una silueta negra se acercaba y se sentaba a mi lado.

Se le veía tan calentito con el jersey del uniforme que me dio ganas de quitárselo de un manotazo.

El pareció notar que yo lo quería,pero en vez de ofrecérmela ni nada por el estilo se quedó con la vista al frente.

Bufé y puse una mueca malhumorada a lo que el río.

<<¿Como podía ser tan idiota>>

-¿que haces aquí?- pregunte con recelo.

-es la hora de comer, pero la cafetería me pone nervioso así que siempre salgo aquí-saco de su mochila un libro y se sentó a mi lado sin distancia, con nuestras rodillas rozándose.-me da paz-

<<Si y yo me estoy congelando con la ropa de deporte, idiota>>

Aunque en el fondo no entendía porque me confesaba todo esto, al fin y al cabo, ambos no habíamos empezado con buen pie, parecía que teníamos el mutuo sentimiento de no soportarnos y sus comentarios crueles no ayudaban en nada.

-¿espera?¿lees?-dije observando fijamente el antiguo ejemplar de "El amor en tiempos de cólera", el cual me había percatado que tenía hace tan solo un instante.

-si, ¿Quién no?-pregunto el abriendo el libro con las paginas amarillentas por la oxidación que ha ido cogiendo por el tiempo.

Llegó a una pagina concreta y empezó a leer en algo sin que yo se lo hubiera pedido.

-Así termino pensando en el como nunca se hubiera imaginado que se podía pensar en alguien, presintiéndolo donde no estaba, deseándolo donde no podía estar-tomo aire y siguió- despertando de pronto con la sensación física de que el la contemplaba en la oscuridad mientras ella dormía-

Le observe, se notaba que la frase que acaba de leer se la sabia, ya que la había recitado como si fuera el poema de un poeta olvidado, sintiéndolo.
Cuando leía su suave acento francés se marcaba potencialmente  y su voz se volvía levemente más aguda a pesar de tenerla bastante grave.

Por instante se me olvido que me caía mal y tan solo disfruté de su lectura.

-el amor no existe, en los libros y en las películas te lo pintan como algo increíblemente apasionado, como si alguien se fuera a enamorar de ti y así vivir en una vida de ensueño más cercana a la fantasía que a la realidad-contradije al párrafo que acababa de leer.-Pero la realidad es que si alguien se enamora de ti y tu de él, la vida te lo va arrebatar, porque el destino de todo ser humano es la soledad-

-eso es verdad-afirmó estando de acuerdo conmigo por primera vez desde que nos conocimos y me miro fijamente con sus profundos ojos verdes azulados que me hacían olvidar que no lo soportaba .-pero las afirmaciones no son siempre a ciencia cierta, si eso fuera así nunca habría habido nuevos descubrimientos, nada se sabe exactamente-

Me fijé de nuevo en sus ojos, verdes con motas azules de manera que parecían un cielo estrellado, el pareció notarlo pero tan solo clavó su pupila en la mía y yo suspire cansada. Me sentía literalmente como en un cliché, como en uno de los más cursis.

-ridículo, tanto como ese libro-me queje.

-es un clásico, se nota que no eres muy lectora-

No respondí.

Pero fui salvada por el timbre del final de la hora de comer.

El chico se levanto y me miro, después hecho a andar con su prominente espalada de la cual colgaba su mochila y pude observar mas detenidamente como de sexy le quedaba el estupido uniforme del insti . No debería pensar así de los idiotas, pero no podía evitar el simple hecho de que estaba buenísimo.

<<Buenísimo, pero idiota>>

Pero buenísimo, volvió a joderme mi subconsciente.

Mire al espacio vacío que antes el ocupaba y en la hierba vi una hoja de papel doblada en el suelo. La abrí y a pesar de que se notaba que la había escrito muy rápidamente, su caligrafía era bastante bonita, y odié que así fuera.

La nota decía así:

Mañana nos vemos a la hora de comer aquí, quiero enseñarte algo.

Matt.

Arqueé una ceja y puse una mueca pensativa antes de dejarme caer de nuevo sobre la hierba.

<< Con que Matt, ehhh. El que no me podía soportar y luego querría que pasara tiempo con el>>

<<¿Acaso me odiaba realmente?>>

¿De que están hechas las estrellas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora