XXXII

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MATTEO

Scar, Kai tenía secuestrada a mi Scar.

Haberme enterrado de eso me había causado un nudo en el estomago, pero no podía estar débil, debía ayudarla, a mi musa.

Según Kai debía ir solo, y sabía perfectamente que si avisaba a la poli, Kai fácilmente se enteraría y le haría algo tan brutal a Scar que yo moría con ella. Así que debía ser más listo con él, podía con él ¿no?

Me vestí, cogí mi móvil el cuál iba a usar para rastrear la localización de Scar y una bolsa de deporte en la cuál metí billetes falsos a modo de distracción, pero cuando estaba apunto de salir de casa recordé que Papa, cuando estuvo aquí por última vez, guardo un arma en el cajón inferior de la mesa de su despacho por si las moscas.

Lo cogí por si acaso, prefería llevarlo en el bolsillo antes que ir desarmado y finalmente cogí mi moto a la cuál la conecte el GPS para seguir la localización de Scar.

[...]

Conduje a una velocidad pasmosa; era bastante probable que fuera a más de lo permitido y que me hubiera saltado más de diez semáforos en rojo, pero al ser de noche no se notaba tanto.

Finalmente,Llegue al lugar.

Una casa de dos plantas abandonada en literalmente el medio de la nada donde me esperaban los secuaces de Kai en la entrada. Baje de la moto dejándola allí enfrente aparcada con el localizador puesto y active con disimulo la alarma de aviso a la policía del móvil que tenía bien escondido en la moto.

Acto seguido me acerque al lugar. Sus secuaces me acompañaron a dentro de manera rápida quedándose en mi espalda con dos armas en las manos y me dejaron parar cuando estuve enfrente de Kai quien se mantenía delante de la adormilada Scar a la que parecía haber drogado. Tire la bolsa de deporte con billetes falsos a sus pies intentando no inmutarme.

-¿Esta todo?-me pregunto con una mirada que me dedicaba mas de 1.000 insultos.-¿Incluido lo que robaste?-

Asentí con la cabeza.

-Esta todo-

El arqueo una ceja sin llegar a fiarse de mi y miro a sus secuaces.

-Revisarlo-les ordeno y los secuaces se acercaron a la bolsa y la empezaron a vaciar como orangutanes.

Poco a poco fueron contando los billetes, porque a pesar de ser falsos, eran muy creíbles. Pero sabía que aunque les hubiera entregado los billetes no nos dejarían libres, siempre querían más, siempre pedían más, siempre más.

-Bien hecho chico-me felicito uno de sus secuaces/ gorillas que no conocía con una palmada en el hombro cuando termino de recontar los billetes por tercera vez.-Esta todo- le confirmo a Kai.

Pero este no se conformo con los falsos millones, no, sino que formulo esta pregunta:

-¿Cuanto dinero más estarías dispuesto a pagar por la salvación de esta chica?-

Cogío a Scar entre sus brazos agarrándola fuertemente una teta que a pesar de la droga la hizo gemir de dolor, se saco una pistola del bolsillo del traje y se la presiono en la cabeza con el dedo sosteniendo el gatillo, listo para disparar si daba una paso a hacia delante. Después del sentimiento de dolor ya estaba más consciente y me miraba con una cara de mareo, si que la había drogado bien.

-Ese no era el trato-le conteste empezando a deslizar la pistola fuera del bolsillo de mi pantalón sin que se notara.

Kai me miro con cara de pocos amigos.

-Si hubieras pagado el dinero que debías dentro del plazo...-comento presionando más el arma contra la cabeza de Scar. Ella me miraba con las pupilas exageradamente dilatadas.

No aguantaba más. Saque por completo la pistola y le apunte a un brazo. La bala dio justo en el blanco.

Se tambaleo un poco soltando a Scar y metiendo un grito de dolor que también le hizo soltar el arma que cayo directo al suelo. La estrategia había salido de puta madre, mejor de lo que me esperaba sin duda.

Lo único que no había tenido en cuenta es que sus otros secuaces también tenían armas.

-Ma...ma...tt...CUI...DA...DADO-balbuceo Scar con voz de marreo por culpa de lo que le había inyectado.

Kai quien estaba muerto de dolor me miraba con rabia desde el suelo.

-¡DISPARARLE!-bramo y todas las armas apuntaron a mi. Pero a mi no me importo porque yo quería ir a proteger a Scar, a dar mi vida por ella si hiciera falta.

Quise correr hasta ella pero fue demasiado tarde, uno de los secuaces disparo y acertó de lleno. Lo último que recuerdo es caerme al suelo con la vista nublada y el rostro de Scar grabado en mi mente.

¿De que están hechas las estrellas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora