SCARLETT
Al terminar de comer me fui de la cafetería rápidamente para decidir dirigirme a mi sitio favorito de toda la escuela, el gran roble a la derecha de las gradas del campo de fútbol el que se ha convertido en menos de 3 semanas en mi lugar donde nadie se atreve a acercarse para no tener que lidiar con una drogadicta trastornada y deprimida.
Llegue y me senté en la fría hierba ,saque la caja de cigarrillos de marihuana que mi camello me dio antes de ayer, encendí uno con mi mechero y le di una amplia calada. Hice que el humo se expulsara de mi boca, sentí tranquilidad y un poco de paz, todo parecía perfecto, exactamente como antes.
Mientras lo disfrutaba sentí la presencia de alguien a mi espalda. No estaba de humor para ser interrumpida.
-¿Como piensas quitarte luego el olor a marihuana?-dijo el extraño sujeto detrás mío con un leve acento extranjero, creo que era acento francés.
-¿y a ti que te importa?-le espete girándome para encararle.
Era un chico alto, probablemente de la edad de mi hermano, con ojos felinos de cazador de color verde azulado y un cabello castaño muy oscuro brillante que llevaba despeinado con leves ondulaciones en las puntas, sus rasgos muy masculinos y varoniles se componían de su mandíbula que era muy marcada y estaba bien afeitada, unos pequeños hoyuelos cerca de la boca que solo se veían porque estaba curvando una extraña sonrisa y la piel bastante pálida como la de un vampiro; parecía un peligroso Arcángel bajado del cielo para hacerme matar por mis pecados, era deslúmbrante y atractivo pero a mi eso ya no me importaba.
-vinagre blanco-me respondió el sentándose en la hierba a mi lado dejando un pequeño espacio entre ambos en el cual dejo tirado su jersey.Me miro un instante y me percate de que tenía una mirada dominante y parecía tan seguro de sí mismo, era de esas personas que tan solo con mirarte caías bajo su efecto.
Y además el uniforme le queda de locos, porque si, estaré rota, pero sigo teniendo ojos.
Me fijé de nuevo en sus ojos, tenía esos justamente esos ojos que te dejan hechizada, y por un instante sentí como caía en su embrujo.
-¿ehh?-dije al cabo de unos minutos de haberle analizado como una idiota y le metí otra calada a mi cigarrillo mientras le seguía analizando fijamente su físico que imponía demasiado.
-cociendo vinagre blanco se va el olor de la marihuana-siguió el desafiándome con la mirada.
-si, ¿y a ti te parece que tenga aquí vinagre blanco y una cazuela para cocerlo?-le pregunté sarcásticamente.
Me miro probablemente pensando que era tonta, a pesar de que lo que había dicho tenía toda la coherencia del mundo.
-no, por eso no deberías fumar eso- respondió y saco una caja de cigarrillos normales mientras se encogía de hombros.
Abrí los ojos como platos al ver la cajetilla de cigarrillos.
-¿fumas?-pregunte asombrada por su cambio de personalidad.
-solamente cuando me siento como la mierda-comentó este inexpresivamente.
Supuse que ahora mismo estaría en la mierda porque estaba fumando, pero ese no era mi problema; ya tenía demasiados problemas míos con los que lidiar todos los días como para entrometerme en los problemas de otro que además acababa de conocer y no sabía ni su nombre.
-ahh-solté y ambos metimos una calada a nuestros cigarrillos.
Se hizo silencio.
Ambos estábamos en nuestro arcoíris de felicidad, con la esperanza de que nadie nos obligara a bajar.
Pero aun así tuvimos que bajar con el timbre de finalización de las clases, lo cual anunciaba que los jugadores de fútbol vendrían directos hacía el campo y mi hermano es uno de ellos, que al igual de mi familia no tiene ni idea de mi adición para lidiar con la culpa del accidente.
El chico tiro su cigarrillo al suelo y lo apago con la punta del zapato, yo hice lo mismo y ambos nos levantamos de la hierba y agradable sombra del roble y pasamos por debajo de las gradas sin ser vistos, en un silencio extremo que se podría cortar con un cuchillo. Cuando gire la vista al campo de fútbol para ver a mi hermano correr con el balón, el extraño chico del cigarrillo había desaparecido.
No me importo, solamente seguí mi camino hacía casa con los cascos de música puestos a un volumen bastante alto y sintiendo como mis pies pesaban como plomo y se iban desequilibrando y el mundo alrededor daba vueltas, la marihuana seguía haciendo efecto, bien. Se siente bien, muy bien,aún sabiendo que me esta matando por dentro, aun más cuando las gotas de lluvia que habían empezado a caer mojaban mi uniforme y rozaban la piel de mi cara y de mis manos, resbalaban y caían un ciclo repetitivo que duro todo el trayecto.
Pare justo enfrente de la puerta de mi casa,el olor seguía siendo perceptible y aunque mama no se hallara en casa, no quería arriesgarme a que me alguien de mi familia me pillara así que di la vuelta a la casa y subí escalando por el mojado tejado hasta la ventana de mi habitación en la segunda planta, era fácil para mi escalarlo porque se podría considerar ya costumbre, ya desde muy pequeña solía hacerlo. En el alfeizar de la ventana deslice el cristal para abrirla y pegue un salto dentro, siempre la dejo abierta.
Tire la mochila al suelo y me eche hacia atrás dejándome caer en la cama, aunque estaba toda mojada y sucia no me importo, realmente ya nada me importa demasiado, por no decir nada.
Algo que últimamente solía pasarme mucho era el hecho de quedarme exhorta en mis pensamientos, y en aquel momento aquello era justo lo que me estaba pasando hasta ser interrumpida por el sonido de la puerta de casa al abrirse y las familiares voces de personas, baje a ver quienes eran. Mi hermano y sus cuatro mejores amigos estaban tirados en el sofá con la televisión encendida aunque nadie la veía ya que todos menos uno de ellos miraban sus móviles cómo engatusados.
Jacob Spencer y Flecher Johnson estaban exhibiéndose sin la camisa del uniforme (aunque no hubiera ninguna chica mona para mirarlos) sentados al lado de mi hermano, Nathan Smith quien fue el primero en darse cuenta de mi presencia se encontraba en uno de los sofás unipersonales de al lado y finalmente Covey Miller quien se encontraba en el suelo a pesar de ser el nuevo Co-capitán del equipo, creo que estaba intentando lucirse al hacer flexiones.
Al percatarse de mi entrada en la sala todos me miraron.-Hola,Scarlett -me saludo amigablemente Nathan , el pecoso chico de cabellos rojizos que tanto había cambiado. Su saludo me recordó a los viejos tiempos, el siempre había sido tan amigable.
-ahh,Scar, no sabía que estabas, sino no les hubiera traído- dijo mi hermano con expresión triste. En el fondo me sentí mal por el, el accidente no había sido culpa suya, y menos aún culpa de los otros chicos. Además había sido yo la que me había querido aislar de los demás.
-No pasa nada-mentí aunque en el fondo está un poco molesta de que el fuera capaz de avanzar con su vida.
-¿de veras? Que si quieres nos va...-empezó a ofrecer Covey dejando de hacer flexiones y apartándose el sudado cabello rubio de la frente.
-No, no de verdad, estoy bien-seguí mintiendo.-ya esta bastante superado, no supone ningún problema que volvamos a la normalidad-
-Sabemos que le hechas de menos, como todos nosotros-expreso Jacob con expresión triste.
-no.. qui...quiero hablar de ello-empece a decir con la voz entrecortada.- creo que será mejor que me vaya a mi cuarto-
Mientras subía por las escaleras pude oír como Flecher le decía a Jacob que la había cagado entre susurros. Acto seguido llegue a mi habitación y cerré la puerta, me pegue de espaldas a ella resbalándome para sentarme en el suelo con las brazos agarrando mis piernas, una lagrima se resbalo por mi mejilla, mi hermano es más fuerte, el parece que lo ha superado ya, que la ha superado, pero yo no les puedo superar, no, aun no.
No estoy lista para decirles adiós, ellos han sido mi mundo, el con sus besos, sus te quiero y sus sonrisas que hacían que el mundo se parara y ella con sus abrazos, sus tonterías y su gran apoyo.
Ella, mi mejor amiga.
Él, la persona que más quería en el mundo.
Ahora no les tengo a ninguno de los dos después de lo que paso el pasado 15 de marzo.
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¿De que están hechas las estrellas?
RomansaPara Scarlett la vida ya no tiene sentido; pues tras perder a su mejor amiga y a su novio en un accidente, a caído en algo muy grave, las drogas. Esta adición que le oculta a su familia la está haciendo caer en un abismo difícil de escapar. Pero su...