Contrato ©

«Prologo»

—Estuvo en un orfanato por dieciséis años, su madre la abandono en una caja de zapatos con solo 6 meses de nacida, cuando se escapo de ese internado, trabajo en la calle por un par de años, de un momento a otro se volvio millonaria, muchos dicen que se acosto con el dueño de un casino, pero según ella se gano la loteria, compro una casa amueblada con todos los lujos habidos y por haber, una camioneta de ultimo año y casi todo un centro comercial, ropa y zapatos por doquier, pero es ahí donde llego su ruina, porque se le acabo el dinero, se acostumbro a una vida que no podia pagar.

Aplaudí lo más fuerte posible, Emily se quedo con la boca abierta de la sorpresa — Algo más que quieras agregar Emily. — palideció al verme.

—Karol, yo solo estaba contando una película.— si claro es película es igualita a mi vida.

—Bueno en es verdad, soy Karol Sevilla y esa es mi historia, ya acabo el show váyanse, ha y tengan cuidado no valla hacer que Emily saque sus secretos en la cafetería de la universidad de mi mejor amiga.

Estoy harta que todos hablen de mi vida, como si conocieran mi verdad, esta univercidad es una porquería, por suerte no estudio aquí, yo solo trabajaba en la cafeteria, una amiga me dio el empleo, ya lose que ridículo.

Como es que alguien como yo, trabaja en un lugar tan catastrófico como este, pues no lose, para mi suerte, ya no lo haré más, me canse de repartir desayunos a estos marginales.

—Espero que este empleo si te dure — les presento ella es Valentina, mi mejor amiga.

Estuvo en el orfanato conmigo, hace meses la encontré, su padre adoptivo es el dueño de la universidad y es así como conseguí el empleo, ella sabe mi caso y por eso me ayuda consiguiendo trabajos mensuales.

—Y ahora seré — tomó la hoja llevándome otra decepción, es enserio — repartidora de café en Starbucks, es neta.

—Deja de quejarte, es lo mejor que pude hacer, es tu octavo empleo en el año.— a decir verdad me gusta la liquidaciones.

—Bueno ya que — dijo rendida, necesito el trabajo.— voy a ir al casino hoy, me alcanzas.

Me desaprueba con la mirada — ¿al casino?— cuestiona — Karol, debes dejar de ir ahí, eso es tu ruina, con que dinero jugaras hoy, hace días me dijiste que no tenías ni para la despensa.

— Sabes que jugar con mi dinero no es lo mío, no tengo ni donde caerme muerta, pero aparentemente ante la sociedad, luzco como una millonaria, uno que otro anciano, caerá en mis mentiras.

— Es peligroso, y lo sabes.

—Que puedo hacer Valentina, yo estaba acostumbrada a una vida de lujos, de dinero, de joyas — cuanto extraño esa vida — y lo perdí todo por un imbécil.

Acepta mi respuesta con algo de molestia pero prosigue— El lunes es tu primer día, no llegues tarde. — habla mi rubia favorita antes de irme por los pasillos de la universidad.

(...)

Creo que tengo la víctima perfecta para hoy, es un hombre de unos 60 años, viene solo, y se le ve que quiere compañía.

Antes de llegar hacia él, alguien me toma del brazo frescamente y me lleva a un lugar apartado — tienes el dinero. — mierda, es Jorge.

—Ya te dije que no, sabes que les voy a pegar cuando lo tenga.— explicación rápida, hace unos meses salió ropa nueva, no tenía dinero, así que le pedí prestada a Cristobal, lo que yo no sabía es que el tipo es un narco, y no si no le pago, puede matarme en cualquier momento.

—Tienes una semana, Sevilla, recuerda que se donde vives.—salgo de su agarre con fuerza.

—Ya entendí, tendrás esos 20 mil dólares para este domingo que viene.