«Capitulo 1»

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Karol Sevilla - Los Angeles.

Nuestras miradas chocaron, al parecer nos estamos analizando mutuamente, no les voy a mentir se ve guapo, pero no me gustan esa clase de hombres, con esos pensamientos tan podridos — Ahora que lo pienso — voltea a ver a su padre — Creo que si necesito un chofer, una tan linda como ella.

Su labia es tan básica — Soy Ruggero — trata de darme un beso en la mejilla, yo retrocedo evitándolo, le muestro mi mano para un saludo más formal y el solo toma disgustado por lo de antes.

—Bueno, espero que te comportes como un hombre con es tema Ruggero — esa es la indicación de su padre.

—No te preocupes seré un buen hombre — analiza mi cuerpo descaradamente, yo dejo de lado su doble sentido, y antes de salir de la sala, toma de mi brazo para detenerme — Hoy no voy a salir hasta la noche, si quieres instalarte preciosa. — Ruedo mis ojos y asiento con la más sádica de mis sonrisas.

—Gracias Señor — estoy a nada de irme, pero otra vez me detiene.

—Para ti siempre seré Ruggero.— cree que con su sonrisa de modelo de pasta dental, podrá cambiar la imagen que tengo de él, pues esta loco, pero que se puede hacer, es un hombre, que solo piensa con una cosa, y no es su cabeza para ser exacta.

—Gracias Ruggero — la hipocresía con la que lo dijo es asombrante, me retiro de ahí lo más rápido posible, no valla a ser quiera volver de nuevo.

El cuarto esta bonito, no es tan lujoso como mi casa pero bueno, que podía esperarme es obvio que el cuarto de empleados no tendría tantas cosas, acomodo la poca ropa que traje, nada de mi gusto para ser honesta.

En la agencia me pidieron usar el uniforme todo el tiempo, es un horror ya lose, pero bueno no solo tendré que fingir ser una chofer, si no también, dejar de lado mis costumbres millonarias, si no fuera por la cantidad de dinero que ofrecen me iría ahora mismo.

Quiero ir al casino, después de pensarlo mucho, niego en mi mente, no puedo volver a un lugar donde se que perdería todo lo que gana en una semana en menos de una hora, debo dejar mi adición por ese lugar.

Ya es de noche, me informaron que el patrón se esta alistando, parece que tendremos que salir, cargo mi arma, la escondo detrás de mi traje, parezco un hombre, pero Karol solo piensa en el dinero que vas a ganar.

Suspiro resignada y el señor Bruno entra a la cocina — Quiero que lo cuides como si fuera tu vida — asiento — Es obvio que vendrá borracho y con alguna chica, tu trata de ignorarlo, concentrarte en protegerlo.

— Como usted ordene. — esperemos que no se meta en problemas el niño rico.

— Veo que había reunión y no me avisaron — aparece el rey de roma, aunque de rey lo único que tiene es lo caprichoso — Sevilla vámonos, que hoy la noche es joven — se avienta un paso de baile y solo me queda sonreír ante sus ocurrencias.

Le abro la puerta trasera del coche y el me la cierra sin entrar en ella — podría ir adelante con usted — sonríe y yo niego.

—No es ético, por favor, Ruggero — aun me cuesta trabajo tutearlo, pero el lo quiere así, que puedo hacer.

—Quien dijo que nuestra relación tiene que ser tan profesional — me acorrala contra el auto, a nada de que sus manos rocen mi cintura, lo separo de mi con fuerza.

—Súbase — vuelvo abrirle la puerta y ahora entra sin chistar, muerdo mis labios para no reírme de su molestia, tu no me controlas Pasquarelli.

Todo el camino es en silencio y lo agradezco, hasta ahora todo bien, pero tenia que sonar es maldito teléfono, es evidente que no es el mió.

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