«Capitulo 5»

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Karol Sevilla, Los Ángeles.

Las palabras se malinterpretan casi siempre, y es debido a que todos tenemos pensamientos distintos, pero cuando una frase es tan "normal", no hay dobles significados, por lo cual no hay marguen de error a deducir lo que te dice alguien — Perdón, si no quieres no importa — que estúpida soy.

No voy a negar que sigo asustada, pero me repito mentalmente que soy yo la que lo debe proteger a él, no es al revés, que oso, camino hacia la habitación, pero su mano en la mía me detiene el paso — Ey — ahora está frente a mí.

— Ya te dije que lo olvides — no me puede ver así, no él, no soy débil, que me mire o tan solo observe este ángulo de mi persona, me irrita.

—¿Quieres dormir conmigo porque tienes miedo? — su voz sale pausada y suave, observo nuestras manos juntas y las separo con nerviosismo, a decir vedad si tengo miedo, los traumas del pasado no se han superado, pero como repito soy yo la debe cuidar.

— Claro que no — dejé de ser indefensa para ponerme un poco más ruda, ya les dije que él no me puede ver así.

— Bueno entonces te confieso que yo si me muero de miedo con lo que acaba de pasar y necesito compañía para dormir — finge tristeza tocándose con la mano en el pecho, pero que se supone que hace este idiota.

Suelto una risa y la borro rápido — No es un juego — trato de decir lo más seria pero la risa de fondo se me escucha.

—No se que te hizo ese hombre, pero estuve pensando por diez minutos mientras decía tu nombre, sé que estas mal, déjame protegerte — no puedo creer que le valla a decir que si, odio esto.

—Bien — suelto lo más seria posible, aunque de seguro salió como un berrinche, y que me lo verifica, pues su cara de ternura después de mis palabras — Solo dormir. — lo amenazo con él dedo de frente.

Levanta sus manos como si se defendiera — Yo no me acuesto con mis amigas.

Me olvide de ese pequeño detalle, ahora soy amiga de la persona que tengo que cuidar y si lo matan, me sentiré tan culpable, más vale no te mueras pasquareli, ya no solo eres mi gallinita de los huevos de oro, ahora eres mi psicólogo consolador.

— Eres irritable a veces — destino un lado de la cama, mientras el acomoda las almohadas.

—Enserio — su sarcasmo no puede conmigo, es un idiota, aunque tenga justificación, pero es idiota.— Y si dormimos abrazados como novios.

—Pero tú y yo no somos novios — ya ven porque no le quiero dar tanta confianza.

— Ya losé, a ti te gusta lo mismo que a mí.

—Así que cosa.

—Las mujeres — dijo obvio — Además ahora que veo tu altura, pareces mi hermana menor — Oh no dijiste eso pasquarelli — le lanza una almohada y se queja del mínimo dolor que le proporciono el golpe.

— Puedo pequeña, pero puedo contigo — enseño mi brazo como si estuviera ejercitado.

Toma mi brazo desprevenida y me jala a la cama, lo primero cuando caigo son las cosquillas, que alguien le diga que pare porque mi risa no puede decirle. — Voy a parar cuando digas que soy el mejor.

Negue con la cabeza, error, no se como encontró mi punto débil, puede soportar las cosquillas en el abdomen pero el cuello es mi sensible tengo que decirle lo que quiere — Eres — tomando aire y me sigo riendo ya que aumento la velocidad — eres el mejor — dijo lo más rápido posible y paro.

Lo fulmino con la mirada y el ríe. — Me voy a poner mi pijama. — camina hacia el baño.

—¿Tienes pijama? — le pregunte, cuando trajo su pijama.

— Si quieres duermo en bóxer.

negué rápidamente, su pijama está bien — Claro que no, ponte tu — esperen eso es — no me digas que.

—Si mi pijama es de avioncito — dice de lo más orgulloso, esta parte de ternura no la conocía, enserio este hombre no ha tenido infancia.— Deja de mirarme así, eres la única mujer que dejaría que vea en este estado.

—Porque — aún no lo entiendo, quien es el que está frente a mí, es como si se hubieran llevado a ruggero y hubiera venido un niño de cinco años a meterse en su cuerpo.

— Porque eres mi amiga, y sé que jamás tendré sexo contigo.

— Qué bueno que lo tengas claro.

— Me dijiste que te gustan las mujeres, yo te lo respecto porque a mí también me gustan.

— Y volvió el ruggero que quería ver.

— Pero es verdad, además no sé porque siento que a ti te podría contar toda mi vida — se sienta en la cama y cubre sus piernas con la manta, yo ya me había adelanto a hacer eso.

— Pues desde hace tiempo quiero saber quién fue la chica que te rompió el corazón así que cuéntame como empezó.

FlashBack - 11 años antes.

—Buen día maestra Will — habla en coro la clase de adentro, veo que nadie me ve y corro por los pasillos, hoy hay examen y no me pienso presentar.

Llegué a mi lugar secreto, todo era felicidad hasta que vi a un niño ahí, pero que está pasando, quien se atrevió a visitar mi lugar privado. — Ey, tú — el niño voltea, y por fin lo analizo, rulos alborotados ojos marones y piel blanca, creo que tiene pecas.

Mi vista va hacia sus lágrimas, está llorando — Perdón es tu espacio — pregunta de lo más tierno, sonrió inocente, es lindo.

—Si, pero si quieres puedes quedarte — me siento al lado de él, de mi mochila saco una barra de chocolate que robe en la cafetería y se la entrego — para que te sientas mejor.

—Gracias, aunque lo podemos compartir — lo parte a la mitad y me lo entrega.

—Y qué fue lo que paso, porque estabas tan triste

—Mis padres, fallecieron — yo no tuve padres nunca.

—Lo lamento.

—Era mis padres adoptivos, es la segunda vez que estoy en un internado de adopciones — wouh eso si que es nuevo.

— A mi nunca me han adoptado, sigo esperando.

— Pronto alguien te eligiera, eres muy bonita para que no te escojan — bajo mi mirada, creo que me sonroje un poco.

—Gracias — sigo con la mirada en el suelo.

—Soy Matteo Balsano.

—Yo — no le voy a decir mi nombre real, no ahora — Soy Luna.

FlashBack

—Porque quieres saber esa historia — se acurruca más adentro de la cama.

— No se estaría divertido, dale — hice un mini puchero. —No confías en mi no.

—Claro que confió en ti, te pareces mucho a ...-

Lo interrumpo — A quien Ruggero, deja de dar vueltas, A quien te recuerdo. 

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