«Capitulo 8»

566 75 32
                                    

Karol Sevilla, Los Ángeles

Tenía un mal presentimiento, esperaba equivocarme, pero ahora estoy aquí con dos gemelas chillonas, llorando por unas simples balas — Quédense en el suelo y no se levanten — volví a cargar el arma, y empecé a disparar.

Llego ruggero y se sorprendió al verme con el arma, no dijo nada y empezamos con el tiroteo, nos cubrimos al mismo tiempo — Son cinco, no vamos a poder.

Quiero darle la razón, pero los disparos han sido demasiados, la policía debe estar enterada tenemos diez minutos exactos para seguir vivos, hay que aprovecharlos — Cuantas balas tienes.

—No tantas, no traigo los cargadores — maldita sea, si hubiera estado solo ya estaría muerto, regla primordial traer tres cargadores.

—Cúbreme — el negó y me valió, necesitamos matar, aunque sea a uno de ellos, uno, dos, tres, dispare con la mejor puntería que podía, cayo uno y me cubrí rápido.

—Los provocaste, ahora si nos mataran — me regaña.

—Por nadie va a llorar, y creo que por ti tampoco, además ...-

Sentados en el suelo nuestra ropa empezó a mojarse — Hay una fuga, el yate se va a hundir, salgamos.

—¡No! — tome su mano y lo tire al suelo, las balas siguen como se le ocurre pararse en medio de un tiroteo, está loco — Es una nave muy grande para hundirnos, tenemos tiempo.

—La mejor opción es saltar — si quieres que muramos todos pues sí.

—Una de tus amiguitas está desangrándose con un balazo en el hombro, si nos tiramos al mar, vendrán a dispararnos y será el fin — me fulmina con la mirada al saber que tengo razón.

—Y que hacemos — no se jugar a la casa de barbie, tus amiguitas que sean las gemelas chillonas.

— ¡Mira idiota, me vale madres que seas mi patrón!, ¡mi vida está en juego, y no voy a permitir que hoy alguien muera!, ¡así que por una puta vez en tu vida hazme caso, y agáchate! — lo vuelvo a jalar cuando quiere ponerse de pie de nuevo.

— ¡A mí no me vuelves a jalonear! — me toma del brazo con fuerza, y termino haciéndole una llave para soltarme.

— ¡Y tú a mí no me vuelves a dar órdenes, trato de salvar tu miserable vida, así que quédate quieto, porque si te cae un balazo aquí, no podría ayudarte!

— Que necesidad, te importo tanto para que quieras salvarme — pues me pagan muy bien por esto, toma mi cabeza y la junta a las suya — ni puta idea porque viniste hoy, pero al que quieren matar es a mí, no voy a dejar que te hagan algo.

Que valiente, que se note la ironía — Es mi problema, ahora suéltame — no me gusta estar tan cerca de él, nunca vi venir sus labios sobre los míos, porque si, nos estamos besando, no soy tan mamona le correspondí.

Otra vez un beso lento, saboreaba cada parte de sus labios, su mano en mi mentón me ayudaban a profundizarlo, me deje llevar unos segundos, las sirenas de la policía se escucharon, nos alejamos un poco.

Miraba al suelo, desorientada, esto no puede seguir pasando ya pusimos limites Sevilla, debemos cumplirlo "acepta que amas besarlo", yo lo único que amo es mi trabajo.

(...)

Ya estamos a salvo sobre todo sus amiguitas ya fueron llevadas al hospital, no es por nada, pero yo creo conocer a esos hombres, son amigos de Jorge, estoy segura que tiene que ver con el narcotráfico

Ahora como porque Ruggero estaría dentro de esos negocios, su padre también gana dinero con eso, la mafia siempre es complicada, no hay respuesta correcta hasta cierto aspecto.

Contrato ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora