ABURRIDO

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—An... An, An, An, An, An, An...

—¡¿Qué mierda quieres, Mauricio?

—Estoy aburrido.

—¿Y?

—Dame mimos.

El rubio miró enfadado al mexicano, ¿en serio?, esa petición era tan estúpida, pero... bueno, ya qué, es su deber.

—¿Y para eso tanto escandalo?, pues ven aquí y apoya tu cabeza en mi regazo; no voy a dejar de trabajar por esto, te lo advierto.

México solo se limitó a seguir las instrucciones y de inmediato recibió las suaves caricias del estadounidense en su cabello, suspiró con gusto y... ¿ronroneó?

Andrew miraba con una burlona ceja alzada a su compañero, aún le parecía impresionante como Mauricio podía ser idéntico a un gatito; tal vez nunca lo admitiría ni bajo tortura, pero le encanta la manera en la que el mexicano se restregaba contra su mano buscando más calor y más contacto.

México era como su gatito personal, en todos los sentidos posibles, sí, incluso en esos.

Con un leve suspiro dejó de ver a México y se centró en los documentos que le mandaban, el cambio de gobierno siempre era muy pesado, y eso que su caso era sumamente ordenado y solo debía leer los documentos de propuestas, valores y objetivos; ¿cómo hacía México para su sobrevivir a sus cambios de gobierno?, los suyos eran un caos total e incluso debía involucrarse en las salidas y entradas de los equipos de trabajo.

"es para que no se roben nada" solía decirle.

Sacudió su cabeza y volvió a sumergirse en su lectura, apaciguando sus sarcásticos pensamientos acariciando el pelo del castaño.

"Jódanse los cambios de gobierno" pensó amargamente. 

CRÓNICAS NORTEAMERICANASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora