AMENAZA.

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Caden se mantenía serio, intentando procesar las palabras dichas muy a la ligera por Alemania oriental, sinceramente, sus neuronas estaban trabajando a toda su capacidad para darle una respuesta a ese comentario tan de mal gusto y fuera de lugar.

Pero por más que intentaba, no podía encontrar nada que sostuviera su réplica.

—Da miedo, lo sé. — dijo Walter con voz cansina. — incluso a mí me tiene aterrado el pensar así.

Canadá inhaló hondo y trató de serenarse, puesto que si no lo hacía iba a querer partirle la cara ese malcriado frente a él.

Sus palabras aún resonantes en su cabeza sonaban casi burlonas, muy distantes al tono casi lloroso con la que las pronunció en realidad:

"México sigue viéndose con Hungría y con Austria, ahora entiendo su insistencia en que sigue siendo parte de la familia."

Seguido de eso el alemán había dicho algo que sonó como: "eso me hace sentir culpable ahora" o algo así.

—No puede ser cierto. — dijo al fin. — es muy poco probable que Alex quiera...

—Los quiere mucho, ríen y hablan con mucha confianza... lucen como si fueran un viejo matrimonio. — soltó el rubio con voz amarga.

Caden siente sus ojos escocer, no, algo en su mente no quiere mal pensar las cosas; Hungría quiere a México, cierto, como naciones han tenido muy buenos acercamientos y se tratan con mucha confianza y diligencia, casi con mimo, pero dada su historia ese tipo de amistad es muy entendible.

Después de todo, quien obtiene la primera vez es muy especial.

Además, algo no le estaba cuadrando, si eso fuera cierto, Andrew debería saberlo y si no ha dicho nada es porque no representa ningún peligro o dificultad en el plan.

"Si algo es una amenaza para hacernos con él de nuevo, yo mismo me encargaré de neutralizarla completamente"

Y él confía en Andrew, es un maldito psicópata frío y calculador después de todo.

—Bueno, eso no nos compete, México es libre, no nos vamos a meter en donde no nos llaman. — pronunció el canadiense con voz firme. — ¿Algo más que querías decirme?, no lo sé, ¿algo relacionado al trabajo, tal vez?

Walter negó y le pasó un sobre cerrado sobre la mesa.

—Míralo tú mismo. — aconsejó.

Caden abrió el sobre, eran fotos.

Fotos de Mauricio paseando de la mano con Austria, abrazando en público a Hungría, en un día de campo con ambos...

Una imagen en especial le cortó la respiración: Mauricio aparecía en ella en las cercanías de un lago...

Besando a Deméter.

Su bilis se aglomeró en la garganta, dándole ganas de vomitar y golpear al estúpido chiquillo en el proceso, tenía ganas de ir con México y reclamarle su infidelidad, sus engaños, sus tretas, sus mentiras...

<< Céntrate imbécil, ¿en qué siglo estás?, ¿en el siglo pasado?, hoy día existen editores de imagen, como foto shop por ejemplo. No seas estúpido y ve a tu fuente de información segura. Si sigues tus impulsos y te peleas con Alejandro por nada, caerás en su jueguito, recuerda que los europeos son muy tramposos y hacen lo que sea por obtener lo que quieren. Mejor descubre su plan. >>

Oh, consciencia racional, Caden te ama mucho más que ayer.

Con una respiración profunda se calmó y le sonrió a Walter con amabilidad. Bien, si quiere jugar, pues él iba también a entrar en el juego.

El muchachito era tonto si creía que no tenía habilidades políticas.

—Oh, vaya, esto me resulta alarmante. — dijo con tono de voz calma. — ¡hay gente tomándonos fotos en nuestras salidas!

La mirada del rubio se oscureció.

—Te estoy mostrando las pruebas de lo que digo.

—Y eso, ¿en qué me afecta?, digo, si quieres hacer un negocio ilícito conmigo tráeme las fotos de Alex sin ropa y por supuesto que te pagaré, me gusta estimularme con fotos suyas apropiadamente, no con las fotos de momentos de viejo matrimonio... oh, espera, ¿me las das para que me imagine que soy el amante?

El aura en su acompañante cambió rápidamente y la consciencia de Caden se rio victoriosa.

<< ¡Lo sabía! >> festejó.

—¿Y no eres eso ya? — gruñó su acompañante.

—Buen intento ese, Clemens, pero si quieres que Alex vuelva meterse contigo o con tu amiguito del alma debes trabajar en él primero, ¿no lo crees? — se burló.

El otro lo miró un momento con pasmo para luego echarse a reír.

—¿De verdad crees que soy Austria?

—No. Pero pensar que en serio eres tú, al que todos toman por pequeño e inocente, me perturba y prefiero fingir que eres uno de los involucrados.

—Bueno, primer intento fallido, pero no me rendiré. — anunció antes de levantarse.

—Espera, ¿por qué...?

El otro sonrió, mostrando más sus finos ojos dorados. Al parecer el efecto de amuleto o de la poción ya estaba pasando.

—También quiero probar, dicen que sabe MUY bien. — pronunció con voz burlona antes de salir del local.

Caden quedó impresionado, él habría jurado que Liechtenstein no sabía usar ni un poco de la magia germánica que poseía, y ahora resulta que casi había engatusado, gracias al cielo su mente lo dedujo rápido antes de ser invadido por completo por sus emociones.

—Santo dios. — se quejó.

Ahora no solo tienen que lidiar con un muy malditamente bien entrenado usuario de magia, sino con dos.

Y todo para proteger a otro experto en el uso de la magia.

—Dios, ¿por qué me pruebas así? — lloriqueó.

Ahora tendrá que dar la alerta al resto de la familia.

CRÓNICAS NORTEAMERICANASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora