CRÓNICAS NORTEAMERICANAS

LA "REUNIÓN"

Andrew manejaba a exceso de velocidad, importándole poco los altos que se pasaba, al fin y al cabo, en México se podía hacer eso siempre y cuando fuera de madrugada.

Caden y Pierre se sujetaban de los cinturones de seguridad, igualmente nerviosos, no porque Andrew manejara de esa forma, sino porque el mexicano hacía ya diez horas salió de casa y aún no regresaba.

Andrew, por su parte, tenía una idea de se encontraba su amigo, no por nada le había puesto un rastreador en su teléfono celular hacía un año.

Continuaron con la conducción loca del estadounidense unos veinte minutos hasta parar en seco frente a una pequeña taberna.

—Ustedes dos quédense aquí. — ordenó el rubio al bajar del auto.

Con paso malhumorado Andrew llegó hasta la puerta y tocó con insistencia, un par de minutos después apareció Mauricio en el umbral.

—Perdón, An, ¿puedes venir más tardecito?, es que estoy intentando aligerar el ambiente aquí. — pidió el castaño con voz melosa.

Andrew miró dentro del saloncito de la taberna y miró a la familia eslava mirarse asesinamente unos a otros, eso solo podía significar una cosa: alguien sacó un problema del pasado en la plática y eso causó una pelea familiar.

—No, tú tienes una casa y unos amigos a los cuales cuidar, no a estos babosos, ¡vámonos! — dijo enojado mientras cargaba a México para subir a la camioneta.

—¡Nos veremos luego, muchachos! — se despidió el mexicano.

Los eslavos miraron la escena con cierta curiosidad, ¿en serio Estados Unidos había manejado hasta ahí solo para llevarse a México de regreso a casa?

—¿Cómo te invitaron? — gruñó Andrew mientras arrancaba.

—Me enviaron la invitación por correo electrónico, también dijeron que me enviaron una carta, pero creo que correos de México la perdió porque no me llegó nada.

Los canadienses rieron con ganas mientras Andrew maldecía internamente.

"Voy a checar su correo electrónico a partir de ahora también" se juró.