REUNIÓN INTERINSTITUCIONAL.

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—Es una pésima idea, Andrew. — afirmó México.

—No, no lo es. ¡Es una oportunidad única! — exclamó es estadounidense.

—No creo que ellos estén muy a gusto con eso. — comentó Caden.

—Concuerdo. — apoyó Pierre.

—Ustedes solo cooperen.

Los otros tres se miraron preocupados, esta se iba a armar en grande.

>>>>>>>>2 días después<<<<<<<<

El moreno miraba con odio al rubio platino, el cual le dedicaba a su contrario miradas llenas de burla y coquetería, mientras tanto el albino solo los veía con cara de circunstancia.

—Chinga a tu madre, pendejo. — gruñó el moreno.

—Oh, pero si tú también lo disfrutarías mucho. — se burló el platinado.

—Basta los dos, no deben pelear... por nuestras naciones, ¿por favor?

Ambas instituciones voltearon a ver al tercero en el sitio.

—A ti, probablemente sí te las abra. — soltó el moreno.

El albino se sonrojó.

—¡¿Qué?!, ¿por qué a ese imbécil sí y a mí no? — chilló el platinado.

—¿A quién llamas imbécil, idiota? — replicó el albino.

>>> En otra sala <<<

El ambiente era tenso, muy tenso, el castaño estaba aterrado de que alguno de sus acompañantes hablara y terminara saliendo una trifulca de lo más loca y subida de tono.

El azabache miraba por la ventana mientras que el pelirrojo solo releía los papeles de su carpeta.

Justo cuando parecía que todo iba ir tranquilo, cuando...

—Así que... una guerra política de alto nivel... ¿he? — se burló el pelirrojo.

—Así que... un curioso desfalco de recursos del gobierno para tus "pruebas", ¿he? — contestó el azabache.

—Por la puta madre, siempre empiezan estos dos... — se quejó el castaño.

—¿Quién mató a mi agente especial? — reclamó el pelirrojo.

—¿Quién putas empezó a relacionarse con los malditos cárteles para obtener drogas baratas? — recriminó el azabache.

—Oh, claro, pero ¿quién fue el muchachito que no paró esas tonterías?

—Claro, claro, es mi culpa, pero, adivina qué: tus políticos y tus empresas están muy confabulados, ¿o ya se te olvidó?

>>>> 20 minutos después <<<<

México curaba las heridas de su Suprema corte y su Centro nacional de inteligencia, ambos estaban en distintos niveles de daño, mientras la corte estaba muy golpeada el centro de inteligencia apenas tenía un par de rasguños.

—¡Hiciste trampa! — chilló el pelirrojo con enfado.

—¡Déjate venir, puto! — clamó el azabache con una sonrisa sádica y satisfecha.

—¡CNI, deja de hacer pendejadas! — reclamó México mientras sentaba al azabache. — Por eso prefiero al CISEN, carajo.

—Tú tampoco te salvas, CIA — se quejó el estadounidense mientras curaba el labio roto de su central de inteligencia.

—¡Pero...! — intentó protestar el pelirrojo.

—¡Pero nada!

Ambos canadienses curaban a su suprema corte y a su SCRS.

—No puedo creer que se hayan metido a la pelea. — se quejaba Caden.

—Me provocaron. — señaló la corte.

—Me estaba defendiendo. — dijo la SCRS.

Los tres norteamericanos le dedicaron una mirada de reproche al rubio.

—Bueno, tenían razón, fue una pésima idea, lo reconozco, ¿felices?

—Muy felices. — contestaron los otros tres al unisón.

CRÓNICAS NORTEAMERICANASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora