POCIONES.

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—Estás loco. — fue la sentencia de Ricardo.

—No, no realmente. — le restó importancia Andrew. — ¿me pasas las raíces de árbol corazón?

El puertorriqueño miró alarmado al estadounidense, pero aún así le pasó lo pedido. Andrew tomó cuatro diminutos pedazos y los echó a la mezcla que estaba hirviendo.

—Muy bien, y, por último, pásame esa hoja que me dio Perú a modo de broma y terminé usando contra él.

—¿Te tiraste a Perú? — chilló Ricardo escandalizado. —¡Creí que nos eras fiel!

El de lunar de luna menguante sonrió divertido, bien sabía que era una broma a pesar del tono serio de las palabras.

—Él me provocó. — se "defendió"

—Ay, Andrew, Andrew.

Con cuidado, el puertorriqueño le pasó el ingrediente solicitado y el americano echó cuatro hojas a la mezcla.

—Oye, no te pases. — le reprendió.

—Tranquilo, Richie, es para nuestro uso recreativo, no pasará nada.

—Si tú lo dices...

Muchos podrían imaginarse el hacer pociones tal y como lo describen los libros de Harry Potter, pero en la realidad, una pócima y un té de hierbas no se distinguían mucho, son medicina tradicional proveniente de épocas ancestrales y conforme el tiempo fue pasando se descubrieron nuevos ingredientes, nuevas combinaciones y nuevos usos.

Hoy día es imposible conocer todos los venenos, medicinas y trucos que nos dan la herbolaria y las pociones, tan bien llamados hoy día "medicina tradicional", tanto poder debe ser preservado y bien regulado.

O de lo contrario, si un loco surgiera, la humanidad no se salva tan fácil como una profecía y un elegido, muchas guerras esotéricas en la historia humana lo avalan.

—Vale... lo dejamos hervir un par de minutos y le adicionamos miel.

—Andrew, en serio, tratamos de hacer un afrodisiaco, no un veneno.

—Cálmate, Richie, este tipo de pócimas son mi especialidad.

—¿Cómo la vez que aseguraste que las pociones regenerativas lo eran?

—Bueno, ahí si exageré, pero en mi defensa, Mauricio se estaba desangrando frente a mis ojos mientras hacía la formula.

El mayor rodó lo ojos, una vez pasado el tiempo dictado pusieron una mezcla de jalea real y miel a la infusión.

—Tres, dos, uno... ¡apágalo! — ordenó Andrew y en ese preciso instante Ricardo apagó la estufa.

Otro punto importante, las pociones si eran estrictas en los tiempos que debía pasar al fuego y como deben colarse.

Andrew colaba toda la mezcla con manta de cielo y una vez toda estuvo en su recipiente el agua se espesó hasta formar una especie de gelatina.

—Bueno, esto ya está. — celebró Estados Unidos.

—Te felicito, pero ¿cómo sabrás si tiene los efectos esperados? — se burló Puerto Rico.

El rubio miró de la botella al caribeño, del caribeño a la botella.

Ricardo palideció.

—N-no, Andrew... no... — empezó a camina hacia atrás.

—Oh, vamos, Richie, no te pasará nada malo y lo vas disfrutar MUCHO — pronunció el estadounidense con ojos resplandecientes.

Puerto Rico chocó con la pared y miró con horror que la salida quedaba justo detrás de Andrew.

—No te preocupes, te va a encantar...

Un grito desgarrador se escuchó por toda la manzana.

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—¡Victoria! — clamó un muy desnudo gringo mientras sostenía una botella en la mano.

—Eres un desquiciado. — se quejó Ricardo. — pero debo admitir que se sintió muy ri... — se ruborizó por lo que estaba a punto de decir.

—Genial, solo espera a que lo probemos en los otros... pero mientras...

—Pero mientras, ¿qué?

Andrew le pasó la botella al puertorriqueño y se acostó en el piso.

—Te toca probarlo en mí, quiero ver que tanto "me pase"

El otro sonrió con malicia.

—Me las vas a pagar muy caro.

—Más te vale.

Usos de las pociones que, por estúpido que suene, son muy demandados en el mercado. 

CRÓNICAS NORTEAMERICANASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora