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1 de enero, 2020.
Sirvo un poco de ananá fizz en mi copa y un poco en otra, la que sería para Valentín, vuelvo a poner la botella en la mesa larga y camino hacía dónde estaba el con Guadalupe, Joaquín y algunos amigos por ahí que teníamos en común con mi amiga.
Después del brindis de las doce y la hora de familia vine a la casa de Guadalupe, después Valentín me pidió la ubicación porque después de invitarle a qué venga me dijo que lo pensaría y finalmente vino.
—Gracias. —me sonríe abiertamente, estoy dispuesta a sentarme en el asiento dónde estaba antes osea a lado suyo cuando siento su mano en mi cintura baja y la otra en mi mano indicándome que me siente en sus piernas.
Me sorprende y me siento pelotuda poniéndome algo roja y caliente de cuerpo completo pero me siento de costado sobre sus piernas. Al hacerlo, el me deja un beso mis hombros descubiertos e intento hacer como que ese gesto que pidió que me sentará en sus piernas no afectó.
Digamos que él y yo no nos mostramos cariñosos, por ahí en frente de Tadeo porque ya era confianza para mí también y porque siempre estábamos con él. En cambio, en frente de mis amigos era raro, Valentín nunca compartía nada con nosotros y que éste con nosotros acá, en la casa de Guadalupe con Joaquín y varias personas más por año nuevo me parecía lindo, incluyendo que quiera ser tierno en frente de los demás.
—¿Viste a tu mamá? —cuestiono interesada, intento dejar mi copa en el piso cuando Valentín me gana sacándome de la mano y dejándolo el con más facilidad.
El asiente y pasa a explicarme qué sí, paso con ella y su hermano y algunos parientes más. Todo me lo cuenta detalladamente haciéndome saber que de verdad tenía buen humor, posa su mano en el medio de mis piernas mientras cuenta y traza dibujos invisibles.
Sus ojos tiene un color más lindos que los demás días, como lo explicaría... Si como si estuviera un azul profundo, sus pupilas están dilatadas, tiene un poquito de barba creciente de tal vez una semana, que no se lo dije, pero le quedaba lindo. No estaba particularmente vestido recobrando la idea de que mucho no le importaba las fiestas, solo llevaba una remera negra e igual una bermuda con simples zapatillas, su cadenita sobre el cuello y una sobre su muñeca, regalo que le hice por los tres meses. Estaba divino para mí.
No lo digo pero estoy feliz de estar iniciando un nuevo año con él, o tal vez se lo diría cuando estemos solos, pero sí me explotaba el pecho de esta sensación de estar enamorada y ser correspondida, era la primera vez que iniciaba el año estando en pareja. Estábamos iniciando el año nuevo juntos y que él haya aceptado de venir y pasar un rato con la que era mi otra familia; mis amigos me lleno mucho el corazón. Y solo yo sabía lo que le costaba estar con ellos, le caían bien, pero siempre me decía que se sentía raro, que tal vez solo era el pensando eso pero se sentía así. No estaba acostumbrado a llevarse con personas que no eran de él en este caso con personas amigas de su novia.
