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LOS PADRES
María.
Una vez que Valentín se sienta en la silla libre en frente de Lautaro quién le sonreía emocionado. Mis ojos van a Valentín quién le sonreía sincero y no forzado, para luego como si se diera cuenta que lo estaba observando gira su cabeza al verme para darme una especie de guiño.
Ah.
—Bueno, ya que estamos todos vemos que comemos. —anuncia Miguel mirando a todos los presentes para tomar la carta.
Copió su acto para luego mirar como Valentín no lo hizo ya que estaba prestando atencion a lo que estaba diciendo Lautaro.
Levantó la cabeza algo rara por esta situación mirando a mi madre quién observaba a Lautaro con una mini sonrisa de verlo hablar sin vergüenza y fluido, luego me mira a mí para sonreírme de igual manera y fijar su mirada en la carta menú.
Mis ojos observan lo que podía desear comer pero me distrae un poco el hecho de que Valentín hablaba con Lautaro como si lo conociera de toda la vida, en cambio Lautaro parece que si lo conoce de toda la vida y solo tiene siete años o cumplió ocho, ya me perdí... A eso quiero agregar que ése pendejito nunca me prestó tanta atención ni me habló así de animado como lo hace con Valentín, yo que soy su hermana de misma madre.
Pasan minutos entre que decidimos que vamos a pedir para el almuerzo, que vengan anotarlo y nuevamente solo quedar esperar a que traigan los platos.
—¿Todo bien en la facultad, María?
La primera pregunta es de Miguel y sí, el único que podía interesarse en eso sería él. A mí mamá nunca le importo digamos o al menos nunca lo demostró hasta meses atrás que venía queriendo saber de mí aunque se notaba que era muy forzado.
—Bien. Hoy rindo un parcial.
—Ah, ¿No vas a llegar tarde por esto, no?
—No. Tengo hora y media libre para después irme. —contesto para sonreír a medias.
Miguel asiente y nos quedamos en silencio cuando su teléfono comienza a sonar así que dejó de prestarle atención y mi mamá habla algo con Lautaro así que giro mi cabeza hacia Valentín para hablarle casi en susurro.
—¿Qué haces acá?
—Quería conocerlos. —susurra discretamente, haciendo que ladee un poco mi cabeza mirándolo seria hasta que sonríe y admite—. No quería dejarte sola acá... Sé que no me ibas a pedir por más que él te dijo que podías venir con alguien.
