(2)
AMIGOS
—¿Estás despierta?
—No, me estoy haciendo. —respondí, seguido escucho la leve risa de Joaquín, entonces me giro del otro lado para verlo observar la tele apagada—. No pude pegar un ojo.
—Me di cuenta, no te quedaste quieta en toda la noche. —se ríe apenas para girarse a verme, lo miro en silencio pero mi mente está vagando por otras partes hasta que él me trae a la realidad de nuevo—. Sabes que podes quedarte acá todo lo que quieras.
La misma conversación de anoche antes de dormir, me acomodo para ponerme boca arriba y hablar seriamente.
—No, Joa. Voy a hablar con mi mamá.
—Pero... ¿Ella no sigue con ése... tipo?
—Sí, bueno hace un mes sí. —murmuro y me quedo pensando sin ver una salida—. Pero es mi única opción.
—Repito, podés quedarte cuanto quieras acá... Sabes que mis viejos no tendrían problema, corta.
Por eso lo amaba, amaba a la familia completa Bianchini, hasta el hermano mayor Franco.
Sin embargo, sentía que iba a ser demasiado, no quería abusar de su confianza y a pesar que había días que pasaba varias noches acá, esto era diferente, era quedarme a vivir temporalmente y por más que a ellos no le interesa o tengan problema porque los conozco hace como cinco años a mi sí me importa y me da cosa quedarme.
—Voy a hablar con mi mamá o recurrir a... Ese que es mi papá. —musito mordiendo mis labios.
Joaquín permanece en silencio, sabe que con mi papá no tengo vínculos hace como dos o tres meses o seguramente está callado pensando que podría hacer.
—Tengo plata ahorrada... —comienza más lento y rápidamente me siento para mirarlo y frenarlo con mis manos en su brazo.
—No. No.
—No. —se queja y hace una mueca, molesto—. Escúchame, primero.
Se me queda mirando varios segundos dónde yo no hablo, así que sabe que tiene su oportunidad de expresarse.
—Tengo plata ahorrada, puedo prestarte y si no querés quedarte acá puede servir para el depósito de un nuevo alquiler.
—Joaquín... —musito viéndolo y acariciando su cara de modo burlona—. ¿Te olvidas que ya no tengo trabajo? ¿De dónde voy a sacar para dártelo? O peor, un nuevo alquiler.
—¡Ya sé, marmota! —se irrita y contengo mis ganas de reírme de su cara ceñida y nariz—. Escúchame primero completo, te puedo prestar plata para que alquiles... Y puedo hablar con mi tía, Laura ¿te acordás?
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tercer piso | wos
Fanfictionvalentin solo quería conocer más a la chica nueva del tercer piso.