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COBARDÍA
María.
Al despertarme, como la primera vez que dormí en su departamento, Valentín continuaba durmiendo. A excepción de esa vez, ahora duerme boca arriba con el acolchado verde sobre su cuello y la mano extendida casi hasta mi cabeza, roncaba un poquito por lo que me hace sonreír.
Estiró mi mano debajo de la cama dónde dejé mi celular para darme cuenta que eran las once de la mañana, pero no lo parecía, por su ventana no entraba mucho sol porque lo que deduzco que es un domingo nublado.
Salgo de su habitación sin molestarlo con la intensión de prepararle algo de desayuno o eso, pero cuando entro a su “cocina” me dice que si llegó encontrar una taza es de pedo, tenía algunos platos en la pileta y algunos tupper lavados, bien ahí, encima de la alacena. Ojeo su cocina y puertas para encontrar dos tazas de color blanca, ahora busco algo que se pueda hacer de desayunó. Encuentro una bolsita de café la Virginia pero está vacío, en cambio hay una cajita de mate cocido así que supongo que eso era lo que desayunaban estos guachos.
Caliento agua en una pava eléctrica que me sorprende que tengan mientras busco azúcar y una cuchara, pero no encuentro ninguna caja con cubiertos así que tengo que lavar una que estaba en la pileta.
Mientras el único ruido en este departamento era la pava eléctrica, saco mi celular para entrar a WhatsApp la única aplicación que no entré todavía, tengo mensaje de Guadalupe preguntadome que me había dicho Joaquín así que ahí deduzco que él no le contó de nuestra charla, pero me llama más la atención un mensaje que me aparece primero y que fue mandado hace diez minutos.
Mamá.
Su mensaje de la nada es un chiste, me invitaba a almorzar en su casa con Lautaro. Lo que era chistoso era que la hija de mi abuela no me hablaba como hace dos semanas y media y ahora me hablaba diciendo hija querida como si nada.
No pienso contestarle pero simplemente me aparece su foto y número en verde en la pantalla de mi celular, miro a ambos lados y luego a la pava para suspirar y atender.
—¿Qué?
—¿Cómo qué, que María Lucía? Buenos días se dice primero mi amor. —mientras la escucho estoy viendo mis ojos más de cinco veces, pero no sé si es en joda o qué cuando la escucho decir lo último—. Estoy abajo, osea fuera de tu edificio. Abrime porque me muero de frío hija, además Lautaro está tosiendo mucho.
¿Me estaba cargando?
14/07.
—Gracias por buscarme. Te amo.
Me acerco y beso su cachete y Guadalupe se ríe para mirar por el espejo retrovisor y de afuera para ver qué nadie venía para salir del cordón del local dónde trabajaba.
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tercer piso | wos
Fanfictionvalentin solo quería conocer más a la chica nueva del tercer piso.