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LA NOCHE








18/06




María.

—¿Malu? —reconozco la voz de Joaquín del otro lado de la línea y me relajo, veo que mi habitación estaba completamente a oscuras—. ¿Estás en tu departamento?

—Aja. —murmuro o eso, no creo que llegue a decirlo bien.

—¿Qué? ¿Segura? ¿O estás co...?

—Estaba durmiendo Bianchini. —explico despertándome del todo ¿Cuánto dormí?—. ¿Qué pasó? ¿Qué hora es?

—Son casi las una y media. ¿Estás o no en tu departamento boba?

Al escuchar eso abro lo suficientemente grande mis ojos o lo que me permite. Al llegar de la facultad esta tarde me acosté a tomarme una “siesta”, no puedo creer que dormí tanto.

—Si, digo si Joako. Estaba durmiendo, trabajé en la mañana y fui a la facultad y eso... ¿Qué es? —cuestiono perdida hasta que me doy cuenta de lo que dije y rápidamente me corrijo—. Digo, ¿Qué pasó? ¿Queres venir o qué?

—Estoy en la casa de Nico —me avisa haciendo a referencia a un amigo cercano de él—. Me queda de paso... ¿Comiste algo?

—No, tarado. Te dije que dormí desde que llegué.

Lo escucho reírse y me río también.

—Dale, voy si no te jode. Espérame abajo.

Al cortar me levanto de la cama notando que la camisa que llevé a la facultad estaba completamente arrugada. Mi departamento completo era pura oscuridad y la puerta del balcón estaba abierta, gracias a dios llamó Joaquín o sino pasaría toda la noche durmiendo con eso abierto, aunque dudo de que alguien pudiera entrar. Estaba en el tercer piso, si lo hacían sería al primer piso no.

Minutos después, Joaquín había llegado rápido así que así como estaba nos vamos hasta la 24 cerca para comprar prepizza y queso y una gaseosa y de paso compro chupetines pico dulce.

—¿Le andas tirando onda al flaco de la caja? —cuestiona de camino al edificio.

Quiero intentar reír pero no lo logro y exploto con risa.

—¿Qué? ¡No! Obvio que no.

—Los chupetines no te los cobro, no pienses que no lo ví. —me mira con una sonrisa tirando de sus labios, vuelvo a negar y este vira los ojos para sacarme un chupetín.

—En serio, solo es buenito. Por ahí no me cobra las golosinas. —comento a mitad de cuadra, el se ríe negando y yo también.

Sin embargo mi sonrisa se borra fácilmente al ver una figura fuera del edificio fumando, sabía bien quién era.

tercer piso | wosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora