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INEVITABLE










Escuchó un timbre que suena y se ve como mi sueño y tomo como tal cuando no lo escuchó más pero al sentir unos golpes en mi puerta despierto. Me quedo unos segundos mirando el techo sin caer, no sabía que día era, que hora, si era de noche o de día hasta que de nuevo se escuchan esos golpes en mi puerta.

Parpadeo varias veces y me siento o eso intento porque cuando lo hago casi me voy de cabeza al piso.

—Epa... Epa... —murmuro para asentarme yo misma, mi cabeza sigue dando vueltas así que cierro los ojos y ahí caigo.

Salí con los amigos de Valentín, me chape a Valentín y me dejó en la puerta antes de irse. ¿Pero cuánto pasó? Estiro mi mano para ver la hora, 10:56 a.m. Uf. ¿Dormí re poquito? Parecía que estuve en coma por tres días.

Después de ponerme un shorts salgo media mareada a ver quién me rompía las pelotas.

—Perdón que te moleste María... —se lamenta Victor mirándome y se me hace raro que toque mi puerta, me hace una mueca—. Pero hay un hombre abajo que te busca. Te tocó varias veces el timbre hasta que salí. No lo puedo dejar subir si vos no lo recibís o sabes quién es.

—¿Qué señor?

¿Sigo en peda?

—Me dijo su nombre... Éste como era... ¡Ah, si! Miguel.

¿Mi papá? ¿Qué?

—Si, está abajo. —afirma y creo el ¿qué? se lo dije a él, suspiro y me agarró de la cabeza y le doy una orden al señor.

—No le dejé pasar por favor, yo bajo enseguida.

El chino asiente y se va alejando, no sin antes agradecerle de que me haya avisado antes de hacerlo subir.

Cierro mi puerta y me apoyo contra ella, esperaba que tenga una pastilla o algo para tomar porque sentía mucha acidez.

No me tomó el tiempo ni lavarme la cara porque bajaría a echarlo de acá, no sé que quería un sábado a las once de la madrugada, un desubicado total. Me pongo mis ojotas y cuando salgo un frío me azota, upa, mejor entro de nuevo.

Busqué una campera y volví a salir bajando me doy cuenta que hace más frío de que cuando llegamos y al bajar al hall por así decirlo, noto como estaba el cielo gris, refresco de repente. Y ahí veo a ese que estaba mirándome con una media sonrisa.

—Hola Mar. ¿Te levanté?

Me da una mirada rápida y realiza su pregunta cuando me ve acercarme al portón negro. No tenía ánimos.

—No estaba jugando a qué hora ibas a aparecer... —respondí de malas ganas.

El cambio se ríe y niega, no lo entiendo. Lo odiaba, ¿Qué hacía acá?

tercer piso | wosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora