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LOS DIAS DESPUÉS









María.

A la mañana cuando abrí mis ojos me doy cuenta que no me moví de la posición en que la quedé en la noche. En cambio, Valentín me daba la espalda, seguía durmiendo y por juzgar la tremenda luz que iluminaba la habitación ya era más que de mañana.

Sin querer levantarlo me tomo el tiempo para hacer menos movimientos de seguidos y salir de la cama, dormía como un bebé por dios, que ganas de arroparlo.

Después de alzar mi remera abro con el máximo cuidado posible la puerta para cerrarlo ya afuera de la misma forma, suspiro. ¿Qué hora sería?

Me muevo sigilosamente para salir de ese pasillo y veo la sala de la misma forma que anoche, ni un ruido, al parecer seguíamos solos igualmente me apresuró para salir y pienso que Valentín ni siquiera llaveo la puerta, mejor para mí. Me salgo sin más y cierro la puerta sintiendo el frío subir por mis piernas.

—Si, buenos. —una voz detrás me espanta haciendo que gire a una velocidad luz viendo a Franco, el hermano de Joaquín.

Me veía con una cara divertida y a juzgar por su facha y bolsas que llevaba en sus manos, volvía de hacer las compras. Reiteró: ¿Qué hora era?

—¿Qué haces saliendo de ahí? —cuestiona con una sonrisa burlona mirando la puerta y luego nuevamente a mí.

Ladeó y comienzo alejarme de la puerta llegando a la suya y sonrío a medias como pelotuda.

—Que te importa.

—¡Ja! —exclama para negar sonriendo y comenzar a buscar en sus bolsillos la llave de su puerta—. Buenos días para vos también María Lucía.

Suspiró y me acerco a él sabiendo bien lo que pediría.

—¿No podés no mencionar nada de esto a otros?

—¿De qué? —cuestiona girandose a verme y sonrío, le agradezco con un asentimiento y me escapó literalmente para bajar las escaleras y llegar a mi piso.

Al entrar aún seguían las cosas de Guadalupe en la mesa, así que supongo que no se fue, también esta mi celular así que ahí me doy cuenta que eran las once de la mañana. Así que después de eso ingreso a mi pieza viendo cómo Guadalupe dormía profundamente y roncaba, saco ropa interior limpia para darme un baño y después de eso volver acostarme con ella.

Siento su mano tocar mi cara como comprobando que era yo y se acerca más.

—¿Que tal las relaciones? —murmura a ojos cerrados y me río.

tercer piso | wosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora