•|Capítulo XV|•
Parte I: Renuncia, voluntad y unión.
....
Un veneno, una enfermedad, una promesa de aquellos corazones hermosos que poco a poco fueron adquiriendo la oscuridad de las calles. Dos héroes, dos muertes prematuras que renacieron como ironía y crueldad.
…
Tenía apenas cuatro años cuando empezó a creer que el mundo era un lugar injusto para los omegas, su madre estaba en la puerta de su departamento con su típica trenza al lado de su hombro. La sonrisa en sus labios era suave en comparación al apretón que sus manos ejecutaban para soportar el dolor; esa fue la primera vez en su vida que realmente pudo interpretar las sensaciones de las feromonas. Y lo primero que sintió fue dolor, su madre solía cantarle entre sueños que los omegas eran afortunados por tener la suerte de traer vida al mundo, pero Izuku al verla en la puerta de su casa esperando al hombre que juró llegar, no lo entendía bien pero no quería sentir ese dolor y antes de siquiera entender cuál era el calor en sus entrañas, ese calor agradable y reconfortante, lo apagó. Le dijo adiós a su Omega interno incluso antes de saber quién era realmente esa parte de su vida.
Cuando conoció a Katsuki, ese Omega interno que durmió esperando una señal, se despertó con violencia. Izuku jugó con Katsuki durante ese verano, escuchando sus palabras sobre ser héroes y sobre cómo algún día ambos serían compañeros heroicos. Izuku creía en esas palabras con su vida, porque después de todo, ¿Cómo no confiar en un ángel tan bonito? Pero al acabar ese verano, todo volvió a ser gris y su Omega interno sangró. Y luego todo lo que pudo ver fueron injusticias. Ellos le tenían miedo por ser diferente a los demás omegas, pero Izuku les tenía repulsión y odio.
Cuando conoció a Allmight, vio un halo de esperanza en su vida. Y luego todo fue cayendo en picada, a su alrededor todo se sintió como un sueño hasta que el dolor insoportable se hizo presente, sacándolo de ese camino que veía con tanta claridad. Odiaba a su Omega, pero lo odiaba más por necesitar de alguien para estar completo. ¿Feromonas sintéticas? No, necesitaba alguien cálido… Alguien que podría quemarlo con un solo tacto. Katsuki, era esa persona que quería conocer pero tenía miedo de hacerlo. No quería alejarlo pero mientras intentaban hacer aquello, más lo hacía. Se sentía como un idiota tratando de hacer cosas que solo podían hacer más daño, y entonces cuando entró en pánico, su Omega interno tomó el control después de años sintiendo la frustración de la ignorancia y se adueñó de lo que siempre creyó suyo, de lo que eligió cuando era apenas un Omega joven e inocente. El lazo que formó lo hizo darse cuenta de ese dolor que se escondía detrás del fuego en sus ojos, pequeñas gotas de dolor que no podía dimensionar porque Katsuki casi nunca hablaba de sus problemas.
Dios, tenía miedo pero quería entregarse. Así que se dejó caer en ese enorme portal y vió a través de los ojos de su Omega interno, haciendo una breve tregua con él para entender un poco lo que el mundo le estaba escondiendo detrás de las injusticias. Lo primero que vio a través de sus ojos fue que no le tenía miedo a nada, usaba su poder sin siquiera pensar en su cuerpo. Era imprudente y por sus venas corría el fulgor de la juventud. Izuku estaba en su cuerpo pero al mismo tiempo, todo lo que hacía era ver y sentirlo. Y su Omega interno, dios, estaba desesperado por Katsuki. El frío y la desolación de la tundra y los bosques enormes de pinos a su alrededor en ningún momento lo desmotivaron por encontrar al alfa. Era increíble ver cómo el Omega interno amaba la idea de estar con Katsuki y con cada minuto que pasaban corriendo por los bosques, cada vez se hacía más grande ese deseo.
Era alucinante.
Y así, todos los estudiantes entraron casi al mismo tiempo pero ninguno de ellos cayó en el mismo lugar. Estaban separados por kilómetros de nieve. Si no fuera por las enormes planicies de blancura, todo el lugar parecería taiga gélida, infectada con la oscuridad de una noche impaciente por la luz del amanecer. Izuku en algunos momentos sintió que sus pulmones ya no podían más con la brisa helada. Y con la frustración alimentando sus manos, de un solo smash, formó una onda expansiva de nieve y restos de pinos destruidos. El frío golpeó sus mejillas al mismo tiempo que la sensación desoladora del ambiente, mas no fue la única persona que pensó de esa manera. La noche fue iluminada por un enorme rayo, uno que fácilmente podría matar a un grupo de personas pero era un aviso de ubicación. Denki estaba avisándole a su grupo. Y con el cielo iluminadose cada dos minutos por los poderosos rayos de Denki, el Omega interno de Izuku comenzó a flotar desesperado.
ESTÁS LEYENDO
Sickness
FanfictionEl extraño comportamiento de Izuku ha desencadenado la curiosidad de Katsuki, que con los terribles acontecimientos del pasado en su mente, está dispuesto a todo con tal de ayudarlo a superarse. Incluso si debe doblegar su orgullo de alfa para logra...