×|Capítulo XXXIII: Golden Boy|×

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×|Capítulo XXXIII: Golden Boy|×

"Solo éramos pequeños jóvenes que intentaron tocar el cielo con sus manos. Niños con el sueño de ser héroes en la puertas de su adultez, ahora ese sueño no es más que un pequeño recordatorio de lo lejos que hemos llegado hasta esta regocijante paz."

Una gentil mano se posó con cuidado sobre su mejilla, su cuerpo ardió al intentar moverse  pero no lo hacía como debería por el impacto de las quemaduras del misil en su cuerpo, por un instante creyó que la muerte se estaba apoderando de su sistema y que todo el mal sueño no era más que una inconsistencia de su cerebro en las puertas del abismo pero no, su cuerpo estaba delicado y el tacto era demasiado real para ser solo una alucinación. Sus ojos pesaron al abrirlos y la luz pobre de la bombilla en lo alto del techo se filtró con cuidado con la sombra suave al hombre delante suyo. Los ojos verdes lo impactaron como un espejo, era como si una versión más suave de Katsuki lo estuviera viendo con una curiosidad muy contagiosa, solo que en esa mirada faltaba la lujuria y la adoración propia del amor que Katsuki le profesaba, su cabello corto era un recordatorio tácito de un pasado que Izuku no podía descifrar, la cicatriz profunda en la mitad de su rostro propagaba una batalla perdida. El primer pensamiento de Izuku fue su alfa, porque lo sentía y con una flexión de su cuerpo lo vió al otro lado de la habitación. Él estaba impoluto, su cuerpo estaba bien, Izuku no lo entendía…  ¿Qué estaba pasando? Un leve suspiro provino del alfa más joven que él, sí lo miraba más de cerca podía ver las crueles similitudes de Katsuki en él. ¿Un hermano? ¿Un primo? ¿Un familiar lejano? No, eran demasiado iguales y los ojos verdes, ese tono que no podía asimilar porque era igual al suyo y al de…

—¿Ryuji? —el alfa sonrió observando a Izuku como si fuera un ángel—. ¿Qué es esto? No entiendo nada, ¿qué está pasando?

Izuku comenzó a hiperventilar, la mano del alfa se posó con cuidado sobre las suyas.

—Seguramente no estés entendiendo nada, y lo mejor es que sea así para no complicar nada más porque me estoy arriesgando mucho estando aquí, pero lo importante es que estás vivo—Izuku no entendía nada.

—Si eres Ryuji… ¿Por qué parece que tienes veintitantos años?—el alfa de ojos verdes comenzó a negar para irse pero Izuku lo detuvo antes que siguiera moviéndose—. No sé qué está pasando pero si eres Ryuji y me conoces, sabrás muy bien que no me quedaré con las preguntas, necesito respuestas, AHORA.

Sin querer Izuku usó su voz de omega, Ryuji que ya no podía ocultarse más comenzó a hablar con ese tono de voz que era demasiado similar al de Katsuki.

—Él se volvió loco cuando despertó solo en mitad de la nada, papá sin ti es un caos sin fin. Al ser caníbal por más tiempo, su cuerpo sólo se quemó pero su cerebro y corazón seguían ahí…  En meses se recuperó para volver a ser como antes pero tú tenías menos tiempo de caníbal, tus células aún no estaban del todo desarrolladas con el metabolismo caníbal, además en tu sistema no había mucha sangre como en el suyo. Se volvió obsesivo, perdió los estribos cuando lo que encontró de ti solo fueron restos de un cuerpo quemado. Se encerró en su departamento y cuando los encargados de la comisión quedaron con vida, expuso lo que el gobierno hizo en la última base de la comisión. La gente comenzó a creerle a él, papá se volvió un villano que buscó por cielo mar y tierra como traerte de vuelta… Incluso usó a Eri pero era demasiado tarde, llevabas mucho tiempo muerto. Comenzó a enseñarle a las personas como ser caníbales y con poco más de diez personas de su agrado formó una pequeña base al norte de Japón. Cuando las personas se fueron en contra de su idea, los mató… Cuando acabó con Shoto, se volvió aún más frío. Traté de razonar con él pero solo obtuve una cicatriz. Se perdieron muchas vidas, papá se rindió ante su instinto caníbal y sin ti ahí, no era más que un caparazón vacío. Me uní a muchas personas para acabar con él pero fue inútil—las lágrimas cayeron por las mejillas pálidas de Ryuji—. Se volvió inmortal después de tanta carne humana que comió, incluso cuando yo cumplí los veinte, él seguía viéndose de veinticinco. Yo nunca maté a una persona por comida y por eso no soy más fuerte que él, solo los caníbales que se rinden a sus instintos y sobreviven a ello obtienen esos beneficios.

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