•|Capítulo XXV: Love On The Brain|•

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•|Capítulo XXV: Love On The Brain|•

"Quizá soy demasiado joven para entenderlo, te necesito. Quién lo hubiera dicho conociéndome antes cuando era una persona solitaria, ahora estoy sanando mis heridas con hermosas y pequeñas lágrimas, lavando toda la suciedad que ellos dejaron en mi alma."

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Cuenta la historia que al inicio del conocimiento sobre las razas, un grupo de humanos llamados Betus llegaron a las faldas de una montaña nevada en busca de alimentos y albergue, para mala suerte la montaña estaba habitada por una raza especial de lobos, lobos que en momentos precisos del mes bajo la luz de la luna se transformaban en humanos más grandes y fuertes, las mujeres tentadas por las bestias cayeron rendidas ante la supremacía del poder y el instinto. En un principio lograron coexistir gracias a tratos de paz y limitaciones, pero después de unos meses una de las mujeres Betus quedó embarazada dando a luz un pequeño que era humano, más no era igual a ellos por sus actitudes y cambios físicos. Los Betus asustados por la pequeña criatura, dieron guerra a la raza de lobos. La pérdida de los humanos fue evidente, y ante tal traición, los lobos dejaron con vida solo a las mujeres, las cuales violaron y le quitaron a sus hijos para finalizar comiendo su carne en frente de sus familiares. El rencor quedó y la ruptura en la raza de los lobos se estableció para siempre. Con la mezcla genética, los lobos se subdividieron primeramente en dos razas apartadas de sus géneros secundarios. Los alfas prime como la raza más cercana a la estirpe lobuna y los "betas" apodados así por los vestigios en su genética de los Betus. Con los siglos nació una tercera raza, debido a la evolución de la alimentación (los alfas pasando de ser caníbales a comer cereales y carne animal), los omegas se presentaron como una raza altamente fértil que saciaba las necesidades de los violentos alfas. Y en complementación, ambas razas, alfas y omegas, fueron formando una alianza genética. Formulando lazos, uniones y fortalezas genéticas al pertenecer, aún así, los instintos violentos de la raza lobuna prevalecieron. Sin embargo, una regla se estableció durante ese lapso de tiempo antes de Cristo, estaba prohibido consumir carne humana. No importaba si provenía de los Betus, omegas o alfas, no se permitía porque el cuerpo recordaba sus inicios dónde la maldad prevalecía en la genética de los lobos. Los betas estaban descartados en esta regla porque sus genes pertenecían a los humanos más puros, pero los omegas y los alfas no corrían esa misma suerte. Debido a su directa conexión con sus antepasados, más fuerte despertaba el instinto de matar y beber sangre.

No era su culpa, era una señal de sus antepasados pero ese instinto los volvía extremadamente peligrosos y territoriales. Unas verdaderas bestias que eran capaces de hasta matar a sus parejas destinadas.

Los alfas y omegas que consumían carne humana fueron encerrados y con el tiempo murieron de hambre, porque era la única forma de matarlos. Al estar cercanos de la transformación física, podían controlar manadas de lobos y jaurías de perros. Sin mencionar su evidente supremacía física ante los demás, más fuertes, más resistentes, casi inmortales de no ser por su edad. Criaturas hechas para sobrevivir que aunque una flecha impactara en su corazón, podían seguir viviendo. La típica dieta humana no los alimentaba, mientras menos carne y sangre humana consumían, más débiles se hacían porque su propio cuerpo comenzaba a buscar carne humana, llegando a consumir la energía de sus propios órganos y músculos. Un proceso extremadamente doloroso y rápido que llegaba a provocar locura. La raza caníbal con los siglos se fue extinguiendo y la civilización llegó a transformarse en una pirámide biológica.

Los alfas como la cúspide debido a sus ventajas biológicas, los omegas después como la respuesta ante los alfas y los betas como el recordatorio de lo que alguna vez fueron sus antepasados. No obstante, la maldad en los alfas era fuerte y comenzaron a aprovecharse de esas ventajas biológicas, en vez de proteger a los omegas, los abusaron hasta el punto de que algunos omegas prefirieron emparejarse con betas por seguridad. Así dando paso a los omegas imperfectos, omegas que no estaban físicamente preparados para la gestación debido a los vestigios de los Betus, omegas que morían por dar vida. Y debido a la nula atención de los Omegas antes los alfas, muchos prefirieron emparejarse con otros alfas dando a luz los llamados alfas prime. Alfas supremos, que poseían las capacidades de sus antepasados sin llegar a ser muy violentos. Debido a la genética de los prime, cuando ellos mismo se emparejaron dieron a luz los llamados alfas sensitivos. Sensibles y fuertes que podían escoger a sus parejas, que eran inmunes a las feromonas y sus consecuencias, alfas perfectos. Los alfas sensitivos respetaban a los omegas y sus capacidades, si un alfa sensitivo tenía un cachorro con un Omega puro. Ese cachorro podría retroalimentar a sus progenitores y protegerlos incluso de la muerte durante la gestación. Cachorros tan potentes que con sus feromonas podrían establecer lazos genéticos, adoptando fisonomías de sus cuidadores con el fin de mimetizar sus cuerpos y así protegerlos y protegerse a sí mismos, verdaderos camaleones de la genética.

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