•|Capítulo XXIV: Helium|•

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•|Capítulo XXIV: Helium|•

"Una pequeña mano extendiendo sus cariños, una sonrisa que solo los sueños podrían imitar. El tiempo tardando en curar las heridas, momentos felices que mantienen a flote esos corazones que viajaron alguna vez en ese camino donde solo el odio podría prosperar."

….

Su rostro se veía tan calmado que le recordaba a esos días en la UA, cuando despertaba primero y era dueño de la suerte de verlo abrir sus ojos, suave al movimiento de las hojas.

Sin embargo, ahora lo único calmado de él, eran sus cejas y expresión porque todo lo demás había cambiado radicalmente en cosa de meses. Su cabello estaba más claro en las puntas y en las raíces comenzaba a asomarse un castaño lejano al rubio. Sus cejas eran más oscuras y múltiples pecas solares se remarcaban en sus mejillas, de lejos apenas se veían pero de cerca contaban una historia diferente. Sus colmillos afilados sobresalían de sus labios rosados, su barba limpia lo hacía ver más masculino, todo en él lo hacía ver como si fuera una versión adulta y cansada de sí mismo. Su pecho descubierto poseía las cicatrices de su sacrificio y las que Nora le había proporcionado, las quemaduras de tortura ahora eran unas marcas negras. De alguna manera todas sus venas se remarcaban negras en su cuerpo, parecía cubierto de rayos negros desde los pies hasta su cuello dónde se aclaraban hasta su mandíbula y de ahí se volvían de una tonalidad normal.

Una semana después de salvarlo, el resultado de los exámenes llegó a todos. Sus hormonas estaban revueltas, todo lo demás estaba bien pero sus hormonas eran un desastre. El doctor tragó duro cuando dejó en claro que la inanición que le habían provocado en la prisión lo orillo a comer carne humana pero el cuerpo de Katsuki decía lo contrario, estaba más fornido que antes y se notaba claro que los entrenamientos le habían dado un tono muscular exacto. Sea cual sea la razón de porque comió carne humana, eso lo había cambiado. Bajo juramento estaba prohibido consumir carne humana por la simple razón de que el proceso de digestión provocaba una redención de los genes animales. El alfa y el Omega interno se fusionaban con el alfa y Omega externo, provocando una pérdida notable de humanidad. Y quizás esa era razón de porque seguía inconsciente, el proceso lo estaba volviendo más fuerte, menos humano.

Izuku apretó con fuerza la mano de Katsuki, sintiéndolo anormalmente caliente. Él no era así, era cálido pero no marcaba una fiebre de casi cuarenta grados. Más no parecía tenerla, dormía plácidamente en la cama del hospital sin siquiera transpirar. Sus feromonas también, eran tan fuertes que las enfermeras omegas y alfas pidieron alejarse de él, solo betas lo estaban custodiando, Izuku permanecía a su lado pero cada vez era más difícil controlarse. Lo único que deseaba era quitarle la manta y restregarse en contra de sus glándulas aromáticas. Era un infierno, sin embargo, con supresores podía llevarlo mejor que los demás, sin mencionar que sus feromonas eran compatibles y ninguna de ellas le provocaba dolor físico como a los demás. No iba a abandonarlo, sobre todo después de oír a los doctores hablar de lo fuerte que era el alfa y de lo llamativo que sería para las farmacéuticas un sujeto así, un sujeto casi inmortal.

Katsuki corría peligro, si lo dejaba, tenía miedo de no volverlo a ver. Por eso seguía ahí, tomando su mano y rogando cada hora para que despertara, no dormía, no comía y Mitsuki ya le estaba implorando que se fuera a casa, que ella también podía cuidarlo. Izuku confiaba en ellos, era solo que si no estaba ahí para cuando él abriera sus ojos… Temía nunca tener oportunidad de hablar. Conocía a Katsuki, no mirarlo a la cara, no tomar su mano cuando necesitaba ayuda y no dirigirle la palabra en ningún momento… Solo le decían una cosa, y el alfa no lo quería ahí. Se marcharía si él no corriera peligro.

Cómo no era el caso, Katsuki tendría que aguantarlo.

—Midoriya, ten un poco de café—Dejó la mano de Katsuki para tomar el café que Todoroki le estaba tendiendo. El sabor dulce de la leche y la canela penetró sus pupilas, agradeció sentir el calor y como su estómago apreciaba un poco de comida—. Deberías… Olvídalo, ya eres adulto, sabes lo que haces. Pero como amigo debería recordarte que Bakugō también es mi amigo y también estuve preocupado por él.

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