•|Capítulo XXIX: ¿Es demasiado tarde para volver a amarte?

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•|Capítulo XXIX: ¿Es demasiado tarde para volver a amarte?|•

"Después de aquella noche no he podido olvidar la sensación errática de tus labios sobre los míos, es increíble que después de años sigamos en un camino que no es seguro para nosotros y aún así, sigamos amándonos como si fuera la primera vez que sentimos esto llamado amor. Tengo miedo, ¿qué rostro pondrás cuando te diga la verdad? Nuestro amor siempre estuvo destinado al dolor. Y a veces también me pregunto... ¿Serás capaz de soportar tanto dolor solo por mí?"

...

Al pasar los meses el tiempo se volvió errático, las personas cambiaban con él y algunas incluso se volvían tan irreconocibles que las pequeñas señales eran casi difíciles de ignorar, como agua. Llena de misterios pero fácil de moldear. Así mismo, Izuku una noche estaba contando las estrellas y a la siguiente veía a su pequeña Himawari mirar con curiosidad una vela rosada en forma de número uno mientras sus amigos le cantaban con las luces apagadas. Un acontecimiento tan inolvidable como su primer año quedó grabado en su cámara con montones de fotografías, unas con su padre enseñándole cómo comer, otra con Shoto y Keigo, personas que juraron protegerla con su vida. Izuku en muchas de ellas con una enorme sonrisa, genuinamente feliz por su hija y la hermosa sonrisa que evocaba cada vez que la llamaban y le mostraban los regalos que le habían traído para celebrar. Estaba tan feliz que muchas veces lágrimas cayeron por sus ojos al ver como ahora poseía una hermosa familia. Le gustaría ver a su madre ahí, para que ella reconociera a su abuela pero cuando la llamó, Inko solo dijo unas palabras que dejaron casi mudo a Izuku. "Esa pequeña no es tu hija, así que no es mi nieta." Izuku lo sabía, muy en el fondo de su alma sabía que Himawari nunca sería completamente suya pero fantaseaba con ello. Denki estaba a kilómetros de distancia y Himawari ni siquiera lo conocía. La persona con que compartía el lazo era con él, era su padre después de todo y en regla con la naturaleza. Pero, ¿Por qué le costaba tanto sentir en su alma que era así? Katsuki siempre estaba calmando sus incertidumbres pero hasta él poseía sus propios problemas. Por mucho que sus bocas fueran solo risas en el cumpleaños de la pequeña, muchas cosas estaban ocurriendo y tener la duda de ser el padre de Himawari era la más pequeña de todas. No obstante, en ese momento era importante y más cuando sonó el timbre del departamento y apareció Denki con una caja de regalo. Katsuki fue la persona que abrió la puerta, nadie se dio cuenta así que tomó de la mano a Denki y lo empujó por el pasillo hasta llevarlo a las escaleras de emergencia.

—¿Qué haces aquí?—fue directo, Denki trató de sonreír por el tono pero le molestó y más porque todo el aroma de Himawari mezclado con el de Izuku estaba en su piel, como si la niña fuera suya.

—¿Qué te parece que hago? Vine a ver a mi hija.

—No la ves por un año y crees que repentinamente tienes el derecho de verla. Denki, no lo tienes. Te fuiste, nos dejaste a ambos incluso cuando estuvimos atrapados en la comisión, no te importó... ¿Por qué ahora?—Denki tragó duro.

—No pude venir porque estaba en una misión en Italia, cuando me enteré lo que ocurrió contigo y Himawari no sabía qué hacer. Creí que era inapropiado hacerlo, incluso quería creer que no me merecía estar en su vida y simplemente dejar que Izuku fuera su padre, pero yo también soy humano y su padre y tengo más derecho que él. Ella es mi hija por sangre—Katsuki no lo dejó terminar.

—Cállate, no tienes más derecho que nadie. Izuku se ha desvelado horas por ella, la ha llevado a los controles e incluso la alimenta con su propio cuerpo, ¿Qué harías tú? Ella ya tiene todo lo que necesita con nosotros—Denki quería hablar con calma pero cada palabra que decía Katsuki era como fuego caliente en sus venas.

—¡Himawari también es mía! ¡Tengo más derecho que él! ¡Izuku solo es tu pareja!—Katsuki quería decir algo pero sintió a Izuku cerca. No, de hecho él estaba detrás de ambos con una sonrisa amable, fingida pero amable a los ojos de alguien que no viera los pequeños detalles de su actitud.

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