·|Capítulo XXVII: Angel|·

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·|Capítulo XXVII: Angel|·

"Una suave mano se posó con cuidado sobre el alféizar, había cierta restricción en su movilidad pero al cabo de unos segundos, ella saltó. Él estaba seguro que solo eran pesadillas pero para un foráneo del dolor, siempre sería así, sin sueños y esperanzas."

...

"Esa mancha estará para siempre en tu alma aunque desees borrar cada trazo, algún día se expandirá y llegará hasta aquellos que más amas."

Esas palabras lo estaban atormentando cada noche, se despertaba con el sudor en cada centímetro de su cuerpo, si no fuera por el cuerpo de Izuku a su lado pensaría que seguiría estando en esas pesadillas, esa voz angelical que siempre lo hacía despertarse y ver el horizonte lleno de luz nocturna y neón urbano. No despertaba a Izuku e iba hasta el gimnasio y se quitaba toda la energía de sus músculos, poco después Izuku llegaba con su hermoso rostro y le hacía la misma pregunta de siempre. "¿Qué ocurre?" Y Katsuki no tenía las palabras para explicar, simplemente dejaba que el lazo hablara por él, eran horas desesperantes hasta que Izuku lo tomaba entre sus brazos y le cantaba una canción suave de cuna, su voz lo hacía dormir profundamente hasta que el sol aparecía en las ventanas, poco después Himawari despertaba pidiendo la ayuda que requería.

Aún con esas palabras, la fortuna también estaba de su lado.

Katsuki adoraba el día, extasiado por el sol y como realzaba la belleza de su familia. Y la incertidumbre de sus pesadillas dejaban de ser un peso a solo ser una marca, como la sangre que seguía manchando sus manos. Lamentablemente poco a poco estaba perdiendo la poca humanidad que le quedaba y lo podía sentir a la hora de salir a las calles, en el supermercado escuchando las voces de las personas. Un día la voz de un alfa lo suficientemente alta para ser molesta le llamó la atención, estaba solo comprando unos víveres para la semana cuando el alfa le gritó a su omega por un error, nadie hizo mucho con la situación y Katsuki tampoco lo haría de inmediato. Siguió al alfa hasta el estacionamiento mientras el omega pagaba, lo agarró del hombro antes de impactar su cuerpo en una pared cercana. El hombre dio pelea, después de todo era un alfa territorial, pero lo que comenzó como una extraña venganza terminó con sus colmillos en su garganta, saboreando el dulzor de la sangre y la extraña sensación de la carne cruda en su garganta. Era un monstruo que se veía reflejado en un charco carmesí. Por un instante pensó en el rostro que pondría Izuku al saber que había matado nuevamente a una persona. Así que no fue a casa como lo tenía planeado ese día, se quedó en las calles mientras dejaba unos cuantos villanos por los alrededores para que Enji se hiciera cargo de ellos, algunos no quedaron vivos bajo sus ataques y otros perdían extremidades. No podía resistirse, cuando veía la carne fresca frente a sus ojos, destruida como si solo fuera un trozo de carne más... El hambre nuevamente se hacía cargo de él y se los comía, parte por parte hasta que sus colmillos dolían por la erosión. Era un monstruo, no se merecía lo bueno que le estaba pasando. No se merecía a su bella familia, no se merecía la fortuna.

Esa noche su teléfono sonó muchas veces, sabía que Izuku lo estaría buscando y que pronto dejaría de insistir pero él no lo hizo, a la llamada veinte le contestó sin decir una palabra, el amanecer estaba cercano a las calles y el punto más oscuro de la ciudad se presentó a sus ojos como una manta que estaba cubriendo sus pecados, ninguna de las luces de la ciudad lo hacía sentir orgulloso. Con el teléfono contra su mejilla escuchó la respiración de Izuku, un silencio se formó entre ambos y después de unos cuantos segundos, el dijo su nombre.

-Kacchan, ven a casa. Yo y Himawari te estamos esperando. Ella te extraña, así como lo hago yo.

-No puedo-la sangre en sus labios, el sabor metálico aún fresco en su lengua, tan delicioso en su boca y tan mal en su moral que se sentía enfermo. Sería capaz de vomitar si su cuerpo no quisiera tener cada milímetro y gramo de la carne y sangre que había consumido. Katsuki tragó duro-. Probé otra vez sangre, el sabor me sigue pareciendo una...

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