•|Capítulo XXVI: Void|•

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•|Capítulo XXVI: Void|•

"Comencé a trazar líneas en un viejo cuaderno de secundaria, son rosadas y a veces dispersas bajo un pulso casi ebrio. Aún veo tu reflejo en mi cama, lo que tuvimos fue algo tan excepcional que no podría tenerlo de nuevo... Pero quiero sanar y él me está ayudando tanto, él siempre con sus bromas y sonrisas. No se lo digas a nadie pero el secreto que tengo en mi corazón nunca podría contárselo a mi padre, sé que estaría decepcionado de mi al igual que tú."

...

Que burdo de su parte pensar que podría vivir sin él, era tan absurdo siquiera imaginar en algún escenario que su vida estuviera despojada de su presencia, tan contundente, fuerte en existencia que lo hacía pensar con libertad en aquellos momentos donde todo a su alrededor se sentía oscuro y lúgubre, sórdido de una manera colosal. Estaba a su lado, respirando de una manera suave y pululando su aroma por toda la habitación, destrozada en el vigor de unas horas oscuras y llenas de confidencia. Había cierto color delator en sus mejillas, Katsuki estaba encantado y al mismo tiempo orgulloso de la escena. Izuku no parecía querer despertar temprano, no lo culpaba en lo absoluto. Su cuerpo era la misma sentencia de los acontecimientos, estaba agotado pero su fuerza era más consistente.

Después de unos quince minutos bajo una constante de agua fría, un cuerpo cálido se acercó y dejó ir libre el chorro de agua caliente para nivelar la temperatura. Hora y media se quedaron en el baño ante la visita, noventa minutos donde la aspereza y el solo de los movimientos se hacían mejores entendedores que las palabras. Era un gran día después de todo, iban a ir en busca de Himawari para establecerse con ella en el gran departamento, la habitación de la pequeña beba estaba lista, con su cuna e implementos necesarios para desarrollarse, sin embargo, la ansiedad lograba refinar gran parte de las expresiones de Izuku al salir del baño. Una gran parte de sí mismo sabía que no debía tener ansiedad, que la anormalidad pronto sería parte de su nueva rutina, pero no quería decepcionar a una pequeña beba, no quería volverse en extremo inexpresivo.

Con el desayuno sobre la mesa, decorando una escena suave y mañanera, Izuku se quedó perplejo al notar que su mundo se había ampliado hasta sentir en su piel el leve vaho de los labios ajenos al entregarle un leve beso, la sonrisa de Katsuki lo limitó a sentarse con tranquilidad, no debía detenerse, no debía dejar de moverse delante de algo tan importante, estaba seguro de que en algún momento todo sería mejor.

Al salir del departamento, el camino hacia la casa de Mitsuki se volvió tranquilo, ambos conversaron sobre cosas banales del hogar y la agencia, ninguno de los dos se atrevía a tocar un tema tan delicado como la comisión de camino a la búsqueda, la mente de Izuku se detuvo en el recuerdo de la pequeña Himawari que lo miraba con tanto cariño, que lo buscaba con esos ojos tan maravillosos, tenía miedo de perder esa pequeña interacción con ella al estar lejos por días. Estaba ansioso y al salir del automóvil, la casa de la infancia de Katsuki lo recibió como un recuerdo agridulce. Ambos pasaron por el pórtico escuchando a la pequeña balbucear en los brazos de Mitsuki. Sus ojos estaban semicerrados pero ella al ver a Katsuki se llenó de energía. El alfa la tomó entre sus brazos, ambos intercambiando feromonas de forma delicada, unos segundos con su padre y Himawari observó a Izuku a su lado, agarrando con delicadeza la trenza. La nena se rió y extendió sus brazos hasta el Omega, la vista verde se nubló cuando las lágrimas comenzaron a caer. Le tenía lástima a Denki porque esa pequeña iba a ser su hija sin importar qué.

—Hola, ¿cómo estás Himachan?—la nena rió cuando los brazos de Izuku la envolvieron, Katsuki se aseguró de estar cerca cuando la pequeña poco a poco comenzó a dormitar en los brazos firmes del Omega. Unos segundos pasaron y la beba se quedó profundamente dormida como si estuviera esperando la calidez del Omega para finalmente dormir profundamente.

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