•|Capítulo XXX:Todo lo que alguna vez tuve, se ha ido|•
"Un día perdí todo lo que amaba, hasta ese momento no sabía lo que era realmente el amor. Nunca esperé encontrar algo así, solo quería volver por un instante y pensar en todos esos momentos que compartí con ella pero entonces estabas ahí, mirándome con tanto anhelo que no pude controlarme. Papá, perdón por todo. Sé que siempre seré tu pequeño, pero tengo que hacerlo y moriría por ese hombre."
...
Shigaraki observó al omega dormido y peinó con cuidado sus cabellos delicados y suaves, era como un crimen hacerlo porque en la otra habitación estaba su omega, la mujer que marcó como suya hasta el día de su muerte y que además llevaba en su vientre un hijo suyo. Más no le importaba, estaba ahí porque quería verlo otra vez. Y aunque quisiera estar celoso del feto que crecía en su interior y la marca sobre su cuello, no le molestaba, al contrario, le agradaba la idea de que su omega destinado fuera feliz con otra persona porque su alfa interno no era egoísta ante la idea de compartir sus sentimientos y cuerpo.
Sin embargo, hubiera deseado probar sus labios y sentirlo bajo su piel antes de que llegara Katsuki a su corazón, ahora no podía hacerlo pero era feliz con solo verlo dormir. Y es que Izuku, a pesar de todo el pasado turbulento que poseían ambos, era hermoso ante sus ojos. Y anhelar algo que nunca existió como si fuera suyo, le dolía. Era como una realidad fantasma caminando a su lado pero no quería saber porque su corazón bombeaba tan fuerte cuando salía de la habitación para dejarlo y llegar a su propio infierno que la comisión le tenía preparado. Aún así, las preguntas llegaban solas. ¿Qué ocurrió? ¿Cómo acabó así?
Quería tener deseos de ver a Rumi, de besarla como antes y sentirla con tanto anhelo en su piel, con su piel morena y ojos rojos lo tuvieron encantado por meses. Pero hasta su melena color plata no le podía atraer. Le dolía escucharla a través de la puerta cuando se iba, susurrando la pregunta que con tanto dolor lloraba.
¿Por qué ya no me amas?
La verdad es que aunque Shigaraki buscará en el fondo de su alma y corazón, aun no podía encontrar una respuesta a la extraña sensación que fluyó desde esa noche en su corazón. Cuando vio a Izuku en el suelo, cuando él mismo lo dejó inconsciente y lo único que deseo fue besarlo hasta dejarlo sin aliento. Estaba esperando que ese amor fuera decayendo con el pasar de los días pero cada noche estaba de vuelta en la habitación de Izuku, justo a media noche cuando los de la comisión le entregaban sedantes al omega para que no se hiciera daño mientras dormía.
Con las preguntas en su cabeza y el tiempo a su alrededor traspasando su cuerpo, Izuku ya tenía cuatro meses de gestación y podía ver su estómago abultado. Los rumores de que Katsuki estaba cazando a todos los familiares de los trabajadores de la comisión fluía como fuego en los pasillos de la base. Izuku no lo sabía, él sólo pasaba los días viendo las paredes mientras en sus venas seguían corriendo las drogas que lo volvían prácticamente un zombie. La comisión estaba asustada, Katsuki era caníbal y no dejaba nada detrás de sus pasos. Los niños de los trabajadores quedaban con vida, pero el mismo alfa los obligaba a olvidar todo.
No eran más que niños inocentes que no sabían nada y admiraban a Ground Zero porque eso era lo último que sus ojos habían visto antes de olvidar quienes eran realmente. Era cruel pero Katsuki ya no era como antes. Y detrás de sus pasos, siempre quedaban cartas escritas con sangre.
"Liberen a Izuku Midoriya, Keigo Takami y a Rumi Usagiyama."
Nada más. Era más que suficiente, y aunque los de la comisión sabían que detrás de esa matanza solo había venganza, no les importaba. Katsuki estaba luchando por su omega contra una pared de concreto, era un caníbal que ya no tenía ataduras biológicas y morales en sus huesos. Intentaron secuestrar a Himawari para disuadirlo pero Denki estuvo ahí para proteger a su hija, todos los que intentaron ir detrás de la pequeña que todos los días veía la ventana de su habitación en busca de sus padres, murieron con el cerebro frito. Kaminari aprendió mucho durante su año en el extranjero y lo demostró. Le prometió a Katsuki que la cuidaría y así lo hizo. Cada vez que ella buscaba entre las ropas de Katsuki el reconfortante aroma de su padre, Denki hacía llamadas y llamadas para hallar una sola pista de la ubicación de Izuku. Pero solo encontraba lugares que no eran nada más que rumores, Denki entendía el dolor de Katsuki y empatizaba tanto con él que la miseria del alfa al no saber nada era más que compartida.
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Sickness
FanfictionEl extraño comportamiento de Izuku ha desencadenado la curiosidad de Katsuki, que con los terribles acontecimientos del pasado en su mente, está dispuesto a todo con tal de ayudarlo a superarse. Incluso si debe doblegar su orgullo de alfa para logra...