•|Capítulo XXVIII: Snowman|•

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•|Capítulo XXVIII: Snowman|•

"Piel tan blanca como el papel, alas rojas como el tinte de la sangre y una voz que nunca podría olvidar. Aprendí que las voces me decían la verdad que quería escuchar, perdoname destino por lo que estoy por hacer porque ella nunca me perdonará y creo que estoy listo para vivir con ello hasta el día de mi muerte."

...

Las luces de la ciudad eran una señal de fuego interior, ese que emitía su mano cuando los villanos apenas salían escapando de sus escondites de ratas. ¿Era heroico lo que estaba haciendo? No, la sangre no podía salir libre porque todo se terminaba evaporando con su ira. Todo lo que poseía era fuego interior pero hasta ese pequeño vestigio se terminaba extinguiendo. Shigaraki y Mirko llevaban meses desaparecidos y aunque Izuku y Katsuki habían ido en su búsqueda, nada de ellos apareció tras sus últimos pasos.

Parecía que la tierra se los había comido pero era demasiado evidente que no, hasta la comisión se presentó en la búsqueda de su heroína favorita y su villano en rehabilitación favorito, nada. La comisión no sabía nada. Enji por las últimas informaciones que había recibido de la pareja sacó la conclusión de que llegaron a una parte donde la comisión los encontró. Pero después de buscar en todos los escondites de la misma organización, ningún rastro de ellos se presentó y el veterano heroico se dió cuenta de que había mucho más que no conocían sobre la institución. Izuku y Katsuki aunque hicieron un trabajo destacable buscando información, no podían estar más de un mes encubiertos. Sería demasiado sospechoso que un joven héroe en ascenso desapareciera tanto tiempo.

Y con el tiempo pasando sobre sus narices, toda la agencia celebró varios cumpleaños. Para finales de julio, Shoto había perdido la cuenta del mal temperamento de su padre y los villanos quemados por él y desmembrados por Izuku y Katsuki. Enji tenía mucho que cubrir, un héroe caníbal y su hijo vengativo... Demasiado, incluso para alguien que estaba acostumbrado a la burocracia del papeleo. Y la falta de Hawks para calmar sus celos y sentimientos lo había llevado a perder la apuesta y contratar omegas acompañantes del gobierno. Y Hawks se enteró de la peor manera.

Una mañana al llegar antes que todos para hablar con Enji sobre las investigaciones en curso como acostumbraba a hacer, antes de siquiera pisar el pasillo de la oficina del alfa, sintió una esencia neutra. Sería un iluso si seguía caminando y veía con sus ojos lo que ocurría pero si no lo veía por sí mismo no lo creería. Con sus emociones al desnudo los vió, una omega de unos treinta y cinco años montaba a Enji mientras el alfa sostenía sus caderas con anhelo impropio de un trato casual. El collar de cuero blanco en el cuello de la omega y el bozal en la cara de Enji eran suficientes pero se quedó unos segundos detrás de la puerta entreabierta para dañar su corazón. Segundo a segundo los vio, no habían besos pero el contacto visual...

Hawks se fue de ahí con lágrimas en los ojos. Shoto lo encontró en un rincón de la agencia llorando como un niño. Shoto no sabía lo que estaba ocurriendo y era impropio verle llorar pero abrazó al héroe y Keigo le devolvió el abrazo con nostalgia. La mano de Todoroki vago con cariño por la espalda de Hawks, el cambio de las temperaturas había hecho que Hawks usará un leotardo sin espalda, al rozar con suavidad su piel sintió como sus dedos hacían contacto y se sorprendió por como su propia boca se secó. Negó tratando de desviar su propio cuerpo al dolor de su amigo, meses habían pasado pero no la olvidaba y así sería.

Ese mismo día, quemó unos cuantos villanos dejándole más problemas a su padre. Hawks no le dijo nada como de costumbre, al contrario ayudó a matar unos cuantos, cuerpos que ni siquiera pudieron explicarse a las autoridades y simplemente fueron escondidos. Lo poco que valía la vida de los villanos en la ciudad se comparaba con el poco y nulo control que poseía la comisión sobre la nueva generación de héroes. Algunos de ellos casi creyéndose dioses a la hora de juzgar. Shoto quería ayudar a Hawks porque ahora podía recordar a Mina sin llorar y era un detalle que lo hacía muy feliz. Su nuevo departamento era un nido de recuerdos sobre él llevando la pérdida de Mina junto a Pinky, una gata negra que Shoto había decidido adoptar después de verla empapada una noche a mediados de febrero.

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