•|Capítulo XXIII: Skyfall|•

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Parte I: Skyfall.

"Mudo, ciego y desnudo ante el mundo que lo vió crecer, convertirse en lo que su piel vestía con poco orgullo. Con los número sintiéndose fríos en su interior, lo quemaron vivo asesinando su piedad. El cielo cayó ante sus pies y aunque pudieron robarle su nombre y amor, ellos nunca lo hicieron con su corazón."

Katsuki estaba enojado, escuchaba el llanto de su bebé y lo único que podía hacer era mirar impotente. Debió estar más atento, debió darse cuenta que la perra de Nora anhelaba moverse lo antes posible después del incidente con Dorothea, pero algo debió cambiar para que ella lo hiciera antes del tiempo estimado. No sabía que era pero tenía el leve presentimiento de que Shigaraki estaba involucrado en algo sumamente importante, estaba feliz por eso pero su hija no tenía nada que ver con los planes de Enji. Ella era inocente, sin embargo, ahí estaba,

Nora le estaba dando de comer mientras la mecía cantándole una suave canción de cuna, la beba no quería comer pero la Omega no se rendía y la hacía beber de todas formas, en algunas ocasiones ahogándola.

Katsuki intentó moverse en varias ocasiones o gruñir pero tenía un bozal sobre su boca que lo obligaba a morder un trozo de metal que suprimía el veneno de sus colmillos y su voz de mando. Sus manos estaban separadas con guantes especiales que anulaban su particularidad, lo tenían incapacitado con ellos, con cadenas colgando de lo alto de una viga metálica en el cielo, con el pecho descubierto en una habitación que parecía la más insalubre del edificio subterráneo. Ningún ruido, solo el llanto desconsolado de Himawari y la ridícula canción de cuna de Nora.

Intentó luchar cuando le golpearon la cabeza hace unas horas en su departamento pero su vista se volvió oscura antes de siquiera poder mover un músculo. Cuando despertó lo tenían inmovilizado en un helicóptero militar, no reconocía ningún rostro porque todos eran jóvenes y parecían más asustados que otra cosa, aún así, guardó cada una de sus miradas en el fondo de su cabeza. Cada uno de ellos iba a morir por atreverse a tocar la paz de su bebé, lo que le habían hecho no tenía perdón, todos conocerían la miseria. Aunque no le sorprendía del todo, todos en la comisión eran así. Cuando no podían controlar algo, lo mataban y si les servía, los traían aquí, a la prisión Aoi.

Un establecimiento ubicado en una isla en mitad del océano, entre Corea del Sur y Japón.

Katsuki había estudiado con Shoto el establecimiento, era enorme y tenía cuatro enormes torres que estaban ubicadas en los puntos cardinales exactos. Lo impresionante no era lo que estaba a la vista a pesar de ser formidable, sino lo profunda que era la isla. Treinta pisos de profundidad que entregaban la mayor seguridad para los especialistas y sus prisioneros. La prisión no estaba diseñada para villanos, era para albergar héroes rebeldes.

Katsuki estaba semi consciente cuando lo llevaron hasta el ala sur, donde estaban los héroes más fuertes y peligrosos para la comisión. Mientras iban de camino a lo que sería su "celda", Nora, que estaba con Himawari en brazos decidió que la sala de torturas debía ser la primera parada. Arrastraron a Katsuki por los laboratorios poniéndole todas las ataduras para que no pudiera luchar en contra y le entregaron a Nora todas las comodidades para torturar al héroe profesional. Detrás de la puerta donde estaban, dos guardias resguardaban la seguridad de la habitación. No llevaban armas letales pero los somníferos de las balas eran más que suficientes para dejar a alguien en coma por unos meses. No había forma de salir, excepto por los ductos de ventilación que daban a un tubo especial que poseía una salida directa al mar. Katsuki podría huir, ya que los ductos eran anchos pero su hija no podría hacerlo por la frialdad del agua. Y no se iba a ir sin ella. Existía otra manera pero era imposible. No podría salir de la isla por helicóptero porque sabía que sólo llegaban doce al año para las provisiones mensuales y en casos excepcionales, como el suyo, cada cierto tiempo aleatorio. Si era honesto, estaba muy jodido.

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