70 || El final del principio

6.8K 819 1K
                                    








El final del principio

(Capítulo final)






Los meses pasaron demasiado rápido, las semanas se sintieron como un suspiro y los días fueron un celaje borroso que tenía miedo de llegar a olvidar. No quería volver a mi realidad original, pero podía sentir como la hora de hacerlo estaba respirándome en la nuca.

El día anterior, para mi suerte, había peleado con Tom por alguna estúpida razón y no quería hablarme. Tan inoportuno como siempre. Ni siquiera recuerdo por qué empezamos a gritarnos en primer lugar: sólo sé que terminó azotando la puerta de mi cuarto y desapareció de mi vista. Todavía ese día a esa hora no lo había visto, aunque sabía donde podía estar; solo no quería buscarlo. Me sentía demasiado cansada e indispuesta para eso. Además que no sabía si iba a poder soportarlo.

No dormí esa noche. Temía que si lo hacía iba a terminar despertando en mi verdadera habitación, y no quería irme sin despedirme. No sabía cuándo podría volver, y eso era lo que más terror me causaba: no poder volver. El solo pensarlo me provocaba un nudo en la garganta.

Esa mañana me encontraba sentada en la cocina, sola, con mi cabeza recostada sobre la fría encimera de mármol color crema. Mis manos se mantenían acariciando suavemente mis muslos en lo que mantenía los ojos cerrados, solo descansando. Los abría ocasionalmente cuando sentía que el sueño iba a vencerme para no quedarme dormida, aunque a cada minuto que pasaba se me dificultaba. Tienes que aguantar, me decía a mi misma para convencerme de que podía mantenerme despierta, pero mi mente me pedía descanso aunque no lo quisiera.

Sentí una mano acariciar mi cabeza y abrí los ojos por completo para ver de quién era. Grindelwald. Verlo fue reconfortante.

—Gellert. —Suspiré y le ofrecí una pequeña sonrisa sin moverme de mi lugar— ¿Qué haces aquí? Pensé que ibas a salir...

—Tengo el día libre —se limitó a decir, continuando con el suave movimiento sobre mi cabello. Me tentaba a cerrar los ojos y dejarme llevar, pero supe controlarme para no hacerlo— ¿Te sientes bien? te ves muy cansada, Addy...

—Insomnio —respondí de forma tranquila—. No he podido dormir muy bien últimamente.

—¿Quieres que te prepare un café? —ofreció suavemente, siendo consciente de mis ojos cristalizados—. Así te sientes un poco mejor. Y si no estás muy cansada, podemos ir a cabalgar un rato.

Le sonreí con algo de tristeza, aceptando su propuesta.

—Suena perfecto —murmuré, tragando saliva. Asintió poniéndose manos a la obra; me preparó un latte vainilla y unos panqueques mientras conversábamos y se esforzaba en hacerme reír, cosa que lograba con poco. Él siempre sabía como sacarme una sonrisa; ya sea contándome chistes malos de papá, o simplemente halagándome para hacerme saber lo orgulloso que estaba de mi.

—¿A quién sacarás a pasear hoy? —me preguntó, abriendo de par en par las puertas del establo. El olor de los animales me provocó una pequeña mueca de asco antes de entrar y ver detenidamente a los caballos, tratando de recordar a quién había sacado la última vez.

—Llevaré a Lanita —dije, yendo a buscar una montura, pensando que podía cargarla por mi cuenta. Cuando la tomé, no noté lo pesada que era para mí y casi se me cayó, de no ser porque Gellert se apresuró a tomarla antes de que impactara contra el suelo. Se rió al ver mi cara, y yo me limité a mirarlo mal y darle un pequeño manotazo en el hombro—. Ay, ya, pónsela y vámonos.

El resto de la mañana y parte de la tarde nos la pasamos a las afueras de la mansión correteando con los caballos y comiendo frutas de su propia cosecha, simplemente haciéndonos compañía. Gellert y yo habíamos pasado mucho tiempo juntos desde que llegué a la mansión Grindelwald, pero para mí nunca iba a ser suficiente. Necesitaba un padre todo el tiempo.

Stupid Whore #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora