Stupid Whore #1

18 || El pasillo (+18)

El pasillo

Cerré la puerta de mi habitación con un cuidado y delicadeza que no sabía que era capaz de tener. Mi cuarto quedaba cerca del sitio en donde se quedaban los de primer año, y lo último necesitaba era que alguno de esos chismosos me viera y fuera a delatarme con algunos de los profesores.

Ya era de noche, y estaba de camino a la fiesta de los gemelos. El vestido que elegí, siendo honesta, me quedaba espectacular, entonces mis niveles de confianza subieron considerablemente esa noche. Tal vez por eso hice todo lo que hice.

Suspiré aliviada cuando conseguí salir de la sala común sin ser vista. Sonreí satisfecha y decidí poner en marcha el plan puti vuelta.

Pero ese plan se fue a la chingada cuando di dos pasos hacia atrás y sentí mi espalda chocar contra un pecho fuerte, y a su vez me envolvió un olor que reconocería en cualquier parte.

Hice una mueca.

Valí madres.

— Adele — escuché su voz a modo de saludo.

— Tom — dije con normalidad; como si estuviéramos tomando el té, tratando de ignorar el escalofrío de miedo que me recorrió la columna.

Sentí sus manos posicionarse sobre mis brazos en una caricia lenta; peligrosa. Una caricia que me puso nerviosa e hizo que la adrenalina de mi cuerpo se disparara por cada parte de mi. Mi piel se erizó y mi corazón dió un salto, como si estuviese en una carrera o viendo una película de suspenso.

Esa sensación siempre me asaltaba cuando Tom estaba a mi alrededor, pero en ese momento se intensificó; tal vez porque podía sentir en el aire una verdadera tensión de deseo. Ya anteriormente la había sentido: sino él y yo nunca nos hubiéramos acostado en primer lugar, pero en ese momento se sentía... diferente, por alguna razón.

Lo maldije mil y un veces en mi cabeza en ese preciso instante, ya que me di cuenta que yo solita estaba confundiendo sentimientos con placer carnal. Tenía que detener lo nuestro, o todo iba a ser peor.

Pero se sentía tan bien que no quería parar.

— Hablemos — dijo, empezando a subir su mano a mi cuello con delicadeza. Por alguna razón empecé a calentarme y cerré los ojos detallando las sensaciones. Su caricia por toda la curva de mi cuello, la frialdad de sus manos, su pecho pegado a mi...

Mi piel se erizó y decidí abrir los ojos para usar la cabeza aunque sea unos miserables segundos.

Tom estaba tramando algo. Y si me dejaba llevar, iba a morder su anzuelo.

— Ah, deberíamos hablar después — dije, soltando una risa nerviosa —. Voy a llegar tarde a la fiesta de los gemelos. Y me están esperando, entonces... — no me moví ni dos centímetros cuando me retuvo otra vez en mi lugar.

— Seré breve — me sujetó del cuello con firmeza haciendo una ligera presión que se sentía deliciosa y no pude evitar gemir un poco, cosa que me avergonzó —. Sea lo que tengas planeado hacer esta noche puede esperar — murmuró cerca de mi oído tomándome de la cadera y pegando mi culo contra su entrepierna. Me calentó demasiado sentirlo presionar así contra mi, y me removí un poco para sentirlo mejor.