19 || ¿Qué pasó ayer?

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¿Qué pasó ayer?







— ¡Adele! — exclamó Hermione recibiendome en la sala común de Gryffindor con un abrazo. La correspondí riendo un poco y acaricié su cabello balanceándonos de lado a lado, provocando que riera ella también —. Pensé que no vendrías — me dijo cuando se alejó, ofreciéndome una sonrisa —. ¿Cómo sigues? Veo que ya estás bien... — rió un poco, sonrojándose.

— Si, créeme que yo también pensé que no iba a venir— murmuré pasándome una mano por el cabello —. Y estoy bien, gracias por preguntar.

— Puedo notarlo — murmuró aún con esa mirada de complicidad y sus mejillas sonrojadas. Nos miramos por un rato; yo sin entender y ella esperando a que leyera sus ojos, pero no entendía para nada su intento de conversación ocular.

— ¿Qué? — le pregunté finalmente alzando una ceja.

Rio otra vez.

— Adele, eh... — apretó los labios — los rumores corren rápido... — miró mi cuello y después a mi. Yo seguía sin entender.

No fue hasta que me hizo voltear en dirección a un gran espejo que estaba en la sala que supe a que se refería.

Chupetones. Eso pasaba. Se veían muy claramente con mi cabello recogido y mi vestido escotado y descubierto por mi espalda, hombros y clavículas. No había forma de esconderlos o disimularlos. Simplemente se veían demasiado; y en un contexto diferente, hasta me hubiera calentado que Tom me hubiera hecho sentir de su propiedad, pero en su lugar, solo me enojé más.

Él juraba que eso iba a detenerme para demostrarle que, efectivamente, puedo reemplazarlo y era perfectamente capaz de elegir a quién yo quisiera para meterse entre mis piernas. Pero lo que no sabía era que me dieron más ganas de hacerlo para callarle su hermosa boca.

— Buenas noches, señorita Leblanc — llegaron los gemelos  envolviéndome ambos entre sus brazos. Resoplé, repentinamente de mal humor.

— ¿Cómo estás? — preguntó Fred acariciando mi piel con una sonrisa.

— ¿Qué tal te sientes? — preguntó George haciendo lo mismo.

— Me siento con instintos homicidas — dije muy honestamente. Rieron.

— Me alegra. Y que bonitos accesorios, querida Addy — habló Fred llevando su mano a mi cuello y rozando una zona especifica de este, causándome un escalofrío —. Los chupetones se pusieron de moda. ¿Tú como dejaste a Riddle? ¿Igual o peor que él a ti?

Fruncí el ceño, mirándolos. La sola mención de su apellido hizo que un sabor amargo llenara mi boca.

— ¿Quién les dijo que estaba con...? — caí en cuenta cuando vi a los cuadros de la sala mirarme y reír entre si. Los miré mal y me sentí repentinamente avergonzada.

Ahora gracias a eso todos sabían que cogía con Tom. Aunque dudo que no lo sospecharan ya.

— ¿Qué? Tengo necesidades — dije —. Y me parece estúpida su costumbre de mantener el sexo como un tabú. Soy de mente abierta.

— Y piernas también — escuché la voz de Ginny a mis espaldas al tiempo que soltaba una risa y voltee a verla. Me quedé embobada apreciando lo bien que se veía en su vestido rojo.

Fiu Fiu mami, tantas curvas y yo sin frenos — la halagué sonriendo —. Estás como para darte y no la hora —. Ella me miró un poco raro, pero se rió poniéndose un poco roja.

— No tengo ni idea de qué quisiste decir, pero sonó como un halago, entonces sólo diré gracias — me miró de arriba a abajo —. Por Merlín, niña, tu vestido está de infarto — me halagó —. Ya sé por qué mis hermanos están detrás de ti — dijo, y pareció recordar que no tenía que decir eso, ya que se cubrió la boca riendo nerviosamente —. Lo siento, se supone que era un secreto — le restó importancia —. De todos modos, no importa. Eres mujer, creo que ya deberías haberte dado cuenta — me pasó un vaso con alcohol —. Tienes a todo Hogwarts lamiéndote los pies. Yo que tú, sacaría provecho de eso — me sonrió con picardía.

Stupid Whore #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora