El interludio de la pecadora

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El interludio de la pecadora





Al día siguiente de mi encuentro con Tom en la biblioteca me desperté ansiosa por encontrarme con él, y no tenía muy claro el por qué. Tenía tantas ganas de verlo que me despertaba entre sueños como una tonta de tanto pensar en lo que pasó, y por culpa de eso así no dormí, pero me pareció lo de menos. Quería verlo.

Mi pecho me exigía volver a hablar con él para saber si tenía alguna mínima oportunidad de continuar lo que dejamos a medias en la biblioteca. Ya su atención me la había ganado, solo tenía que acercarme poco a poco para comprobar por mi cuenta todo lo que las chicas de tiktok decían que Tom Riddle podía llegar a causarte con un encuentro. Me moría por saber a qué se referían cuando lo describían.

Me vestí y me esmeré en arreglarme más de lo normal, pero nada muy exagerado para que no fuera tan obvio. Salí hacia el gran comedor, esperando encontrármelo, pero no había ni rastro de él. Decidí ir con los Gryffindor a esperar que apareciera, pero fue perder el tiempo, ya que nunca lo hizo.

—Pareces un perrito triste viendo la puerta así —me dijo Fred, alborotando mi cabello, y quité su mano de mal humor—. ¿A quién esperas, perrito?

—A nadie, realmente —miré mi plato.

—Estás muy callada, eso no es común en ti —George me observó con sus ojos entrecerrados—. ¿Qué sucede, Addy?

—¿Qué saben de Tom Riddle? —pregunté de repente. Ellos llevaban ahí más tiempo que yo, seguro sabían de él y podrían darme buena información.

Mi pregunta provocó que George quedara con su cuchara a medio camino de su boca y compartiera un par de miradas incomodas con su hermano. Alcé una ceja, observado la interacción.

—¿Te interesa? —George bajó la cuchara, y Fred me miró expectante.

—Nada de eso —negué—. Solo tengo curiosidad.

Volvieron a mirarse antes de empezar a hablar.

—Sabemos lo mismo de él que todos —Fred se encogió de hombros, tomando un sorbo de su jugo de naranja—. No habla con nadie, es huérfano, viene de un linaje lleno de magia negra y cosas oscuras y repitió quinto año —no le tomó mucha atención a lo que me contaba—. Ah, y por alguna razón todas mueren por él. Hasta las que dicen ser lesbianas.

¿Y cómo culparlas?

—¿Y por qué repitió año? —cuestioné, apoyando mi mentón sobre mi puño.

—Tuvo... problemas —dijo George no muy seguro de qué decir—. Salieron tantos rumores al respecto que nunca supimos qué pasó realmente, pero iban desde que era un drogadicto hasta que estaba empezando a meterse en aguas turbias y Dumbledore lo atrapó en un ritual prohibido. No lo sé, pero el año pasado se convirtió en una persona problemática —se encogió de hombros—. Aunque de alguna forma lograron borrar su historial y hacer como si nunca hubiese pasado nada. Entró como una persona nueva y ahora está mucho más retraído que antes.

—Una vez nos peleamos —comentó Fred, riendo sin gracia—. El maldito se besó con Angelina en mi presencia para crear conflicto y lo logro.

—Gracias a mí están en paz —George lo miró mal—. Pero desde entonces nos mantenemos lo más alejados posible de él.

—Entiendo... —miré curiosa hacia la puerta.

—Si quieres mi consejo —volvió a hablar George, buscando mi mirada—. Mantente alejada de él, Addy. Tom es mala suerte.

Vi los redflags, pero soy miope.

—Si, además, ya eres nuestra —Fred pellizcó mis mejillas—. Que se consiga otra Slytherin para fastidiar.

Stupid Whore #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora