Stupid Whore #1

16 || La primera prueba

La primera prueba

— Creo que me voy a desmayar — murmuré, tomando una profunda respiración al tiempo que me sentaba en uno de los bancos que estaban en el interior de la carpa. Estaba estresadisima y andaba viendo puntos negros por todas partes ¿Me voy a morir?

— Adele, relájate... — Harry me intentaba calmar.

— Atrévete a decirme que me calme una vez más y te reviento esa maldita silla en la cabeza, Potter — lo amenacé echándome aire con la mano. Él miró a Cedric.

— ¿Siempre es así de agresiva? — le preguntó.

— Solo cuando se lo propone — contestó el tieso acercándose a mi —. Adele, entiendo que sea aterrador porque es la primera vez que harás algo como esto, pero los dragones no te lastimaran... O eso espero.

— Ay, no seas pendejo — arrugué la frente — no estoy así por los dragones, es que no desayuné y me pongo de mal humor cuando no tomo mi café matutino.

— Ah — dijo el rubio, mirando a Harry. Se vieron unos segundos, suspiraron y decidieron irse, dándose por vencidos conmigo.

La verdad es que sí estaba un poquito nerviosa por el torneo. La idea de tener que enfrentarme a algo que me doblaba por mucho el tamaño no me emocionaba. Pero eso solo era una parte de lo que me tenía tan estresada; por otra parte estaba el hecho de que no había visto a Tom desde el día anterior, que no había tomado café, que tenía la presión baja, que me ponía de nervios tanto ruido y que Rita estaba por ahí danzando como una mosca
buscando algún chisme en el cual pararse.

Todo era un completo despelote desde que me desperté.

— ¿Leblanc? — escuché la voz de Malfoy a mis espaldas y me volteé. Podía ver su silueta a través de la tela de la carpa. Me puse de peor humor, ya que él no era la persona a la que quería tener cerca en ese momento.

— ¿Te acordaste de mí existencia? — murmuré tomando una profunda respiración, tratando de calmarme y de concentrarme en otra cosa para no pensar en todo el ajetreo que había a mi alrededor.

— Nunca me olvidé de ti, es casi imposible cuando andas con esa ropa por los pasillos...

— Bueno, veo que si me extrañaste — murmuré, más malhumorada que antes.

— Solo vine para recordarte nuestro trato — me hizo saber.

— Sé que estoy medio estúpida, pero debes saber que esa clase de cosas no se me olvidan y mucho menos cuando me convienen de esa forma — sonreí un poco — ¿Viniste a ver si estaba bien? — pregunté con burla.

— No seas estúpida, Leblanc — bufó —. El trato es importante, solo no quiero que lo olvides.

Rodé los ojos, sonriendo.

— Draco, descuida, yo estaré bien.

— No me interesa.

— ¿Seguro?

— Hmm.

No dijo más nada.

Ninguno habló por un rato, e incluso pensé que se había ido, pero podía notar su silueta aún ahí. Me quedé unos segundos pensando en hacer algo que seguramente me iba a costar el orgullo, pero de todas formas me convenía hacer, entonces lo hice.

— Bueno, yo... — vacilé un poco — lamento lo del otro día.

— ¿Te refieres a lo de Pansy?

Fruncí el ceño.