Capítulo 27: El río

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—Uno, dos, tres, cuatro y cinco. Y tienes un grano justo aquí.

Daylen besó cada uno de los lunares de mi espalda, incluido el granito.

—Tienes hoyuelos en la espalda —besó mi espalda baja—. ¿Lo sabías?

—Mhm —musité algo adormilada abrazada a la almohada. 

Menos mal que habíamos aplazado el paseo en barca. Estaba bastante cómoda en aquella cama, con el sol dándome en todo el cuerpo y la presencia de Daylen.

—Tú eres muy gracioso del revés.

Se tiró a mi lado apartándome el pelo del rostro.

—Cualquiera diría que estás borracha.

Me acomodé encima suya y apoyé la barbilla en su pecho.

—A lo mejor todavía haya restos en mi organismo.

—Mientras no me vomites encima —colocó un mechón de mi pelo tras mi oreja.

—Al final gané yo —subí y bajé las cejas recordando la gran noche de ayer.

—Ni siquiera empezamos a jugar y ya lo has hecho —se estiró un poco y dejó un casto beso en mis labios, incorporándose de la cama.

—¿Dónde vas? —pregunté rodando sobre mi eje y enrollándome en las sábanas.

—A hacer el desayuno y despertar a los demás.

—No te vayas —pedí con un puchero.

—No hagas eso —advirtió poniéndose una camiseta.

Hice otro puchero al ver que tapaba mis impresionantes vistas.

—Si no bajo dormirán hasta la tarde y no hemos venido a Arkansas para eso —abrió la puerta y se marchó.

—Buenos días —saludé a Nov y a mi mejor amiga que estaban sentadas en la barra con cara de querer morirse—. ¿Qué os pasa?

—Qué ayer gastamos todo el alcohol que habíamos comprado.

—¿Os lo pasasteis bien? —pregunté divertida acercándome a Daylen.

—Tú te bebiste una botella entera, ¿cómo estás tan feliz?

—Daylen me dio una pastilla para la cabeza antes de dormir —le dejé un beso en la mejilla—. Chico listo.

—Chica no tanto —dijo mientras dejaba bacon quemado en los platos. Suspiró—. Algún día cocinaré algo sin que se me queme.

—Creo que a Meadow no le duele la cabeza porque estuvo bastante entretenida —Shaq salió del baño—. ¿Se os olvidó que yo dormía en la habitación de al lado? ¿O es que queríais restregarme mi falta de vida sexual?

Me sonrojé como un tomate.

—Lo siento Shaq —balbuceé—. No nos dimos cuenta de que hacíamos tanto ruido.

—Habla por ti —dijo Daylen abriendo el brick de leche—. Tienes un tono de voz muy chillón, imagínate como se te escucha cuando—le tapé la boca dándole una mirada mortal y le arrebaté el brick de un tirón.

—Además, no parasteis en toda la noche —Al y Nov asintieron a la vez–. Sois como conejos, no sé como no os cansáis.

—Somos bastante ingeniosos —Daylen esbozó una sonrisa divertida y se apartó cuando le pegué con el trapo.

—¿Cuáles son los planes para hoy? —preguntó Shaq masticando una manzana—. Lo pregunto por si tengo el día libre para tirarme por el tejado.

El Chico del Piso de ArribaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora