Capítulo 13: La ruptura

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No dejaba de dar vueltas por el apartamento.

Hacía tres días que Giovanni no paraba de insistir en saber lo que había hecho el día de la celebración cuando me marché del polideportivo.

Se le había metido entre ceja y ceja y no iba a parar hasta conseguirlo.

Preguntaba una y otra vez, ya fuera por teléfono o en persona.

—¡Ya estoy aquí! ¡Ya estoy aquí! —avisó Alizee entrando al salón.

Nos sentamos en el sofá de la salita.

—Deberías llamarlo y acabar con esto de una vez por todas. Dile lo que pasó y lo que verdaderamente sientes.

Al tenía razón, la había puesto al tanto mientras venía para acá.

—Soy una cobarde Alizee —me solté la coleta en un gesto desesperado—. No puedo hacerlo.

—Sí que puedes —me animó pasando un brazo por mis hombros y acercándome a ella.

Pero si me daba pavor pedir la pizza por teléfono.

Respiré hondo y me mentalicé de lo que iba a hacer.

No se acabara el mundo Meadow, has hecho cosas peores.

—Vale, vale, voy a llamarlo.

Contestó al cuarto tono.

—¡Por fin, Meadow! Te he estado llamando y no te has dignado a contestar, estás empezando a agotar mi paciencia y es muy temprano para eso.

—Sí, lo siento. Te lo puedo explicar.

—Por supuesto que me lo vas a explicar, de hecho tienes que explicarme muchas cosas. Te quiero ver en la habitación de mi hotel en diez minutos y más te vale presentarte allí o pasará como la otra vez.

Tenté a la suerte la otra noche, ninguno de mis vecinos se alertó por los gritos, pero no creía que tuviera tanto éxito esta vez.

Le eché una miradita rápida a Alizee, ella me la devolvió y tapé el altavoz.

—No vayas a su hotel, si quiere hablar contigo que sea aquí—susurró—. No me fio ni un pelo de él.

—Gio no me haría daño y es mejor no enfadarlo más de lo que ya está.

—¡Por supuesto que te lo haría! Si tú vas a ese hotel yo voy contigo —advirtió.

Suspiré y destapé el megáfono.

—Gio, prefiero que vengas a mi apartamento.

—¿¡Cómo!? ¿¡Encima de que me ocultas información e ignoras mis llamadas me exiges que vaya a tu apartamento de mierda!?

Cerré los ojos y suspiré.

—Está bien, iré para allá.

En cuanto colgué Alizee me zarandeó por los hombros.

—¿¡Pero qué haces!?

Respiré profundamente y la miré a los ojos.

—¿Y qué querías que hiciera?

—¡Pues no ceder! ¡No ceder ante sus caprichos!

—¿Vas a venir conmigo o no?

—Claro que voy a ir contigo, pero ¿qué vas a hacer con Daylen? —coloqué a Copito en mi regazo y comencé a acariciarle el pelaje suavecito.

—Pues... no sé, supongo que iré a hablar con él y ya está, es mucho más fácil que con Gio. Todo es menos complicado de hecho —le di un besito en la cabecita a Copito y lo dejé marchar.

El Chico del Piso de ArribaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora