Capítulo 35: El hotel

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—Dame la mano.

—Espera.

Oí como cerraba el maletero.

Yo extendí mi mano sin saber muy bien dónde estaba, pero él las entrelazó enseguida y se colocó detrás mía, apoyando una mano en mi cintura.

—Daylen, me quiero quitar esto —hice un ademán de quitarme la venda de los ojos, pero en un movimiento rápido me atrapó la mano.

—No —se quejó como un niño pequeño—. Quiero que sea una sorpresa.

—Ya es una sorpresa —rebatí—. La gente nos va a mirar mal.

—Que les den a todos —fue su respuesta y me indicó que podíamos andar. 

Con las mejillas más enrojecidas que mi pelo llegamos a lo que supuse que era nuestra suite.

Escuché la puerta desbloquearse y entramos en la habitación.

—¿Preparada?

Asentí ansiosa y me quitó la venda con lentitud.

Alcé las cejas sorprendida y ahogué un jadeo, pero no pude evitar la sonrisa radiante que se plasmó en mi rostro.

—¿Esto es para mí? —pregunté tontamente.

—No, para Copito.

Le pegué un manotazo en el dorso de la mano y recorrí la estancia.

Había decorado los caminos que llevaban a la habitación y al baño con pétalos rojos, había dejado algunos sobre la cama y en el agua de la bañera. Además, había creado un ambiente íntimo y privado en el cuarto de baño. Estaba iluminada por velas, que se encontraban alrededor del jacuzzi, en el suelo y en los muebles y olía a vainilla y a coco.

Me detuve en el marco de la puerta del inmenso baño y me giré para lanzarme a sus brazos.

—Me encanta, me encanta, me encanta —susurré sin parar en su oído.

Era lo más bonito que habían hecho por mí.

—Ya lo veo —contestó por la fuerza con la que lo había abrazado.

—Eres el mejor, ¿lo sabes no? —me separé un poco de él y elevé el rostro.

—Porque tengo a la mejor —cerró el espacio entre nosotros.

—Creo —jadeé por la falta de aire—. Creo que deberíamos de probar ese jacuzzi.

—Me parece bien —concordó.

No perdí tiempo y le empujé la chaqueta hacia atrás, él me ayudó a quitársela y la lanzó por ahí. Se apoyó en mí y pude notar su erección, me tocó por encima del vestido y jadeé de nuevo.

Sin más preámbulos palpó la zona trasera y bajó la cremallera del vestido, que se cayó a mis pies, salí de él y lo empujé con una patada, para acercarme a Daylen con rapidez. Pasé las manos por todo su torso, le quité la camiseta de un tirón y le desabroché el cinturón.

Él bajó los tirantes de mi sujetador y llevó su mano al cierre, con la otra bajó por todo mi estómago hasta llegar al borde de mis bragas, introdujo un dedo y se me escapó un gemido, que acalló plantándome un beso, devorando mis labios.

Me separé de él y terminé de desnudarme, instándole a que hiciera lo mismo, se metió en el jacuzzi haciendo que desbordara un poco el agua y estiró su mano hacia mí. La agarré y me senté frente a él, jugando con la espuma.

Escaneé su rostro. 

Se había mojado el pelo, haciendo que luciera más oscuro, algunas gotas de agua resbalaban por su cuello, cayendo lentamente por sus clavículas y su pecho. Los ojos le brillaban y hacían juego con sus labios hinchados y mojados, se mordió el labio inferior repasándome con la mirada.

El Chico del Piso de ArribaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora